La azotea

Pedro / manuel / espinosa

La foto

ALGUNAS imágenes duelen tanto que se graban a fuego en el alma. Intentas borrarlas, pero no puedes. Permanecen dentro de ti como un recordatorio que añade sal a una herida que se empozoña de pura impotencia. Cuando te topas con una fotografía así, con un pequeño como dormido tirado a la orilla de una playa del Mediterráneo, recuerdas otros horrores que vivimos en las costas gaditanas. Porque por aquí sabemos mucho de inmigración, de muertes, del hambre del Estrecho. Organizaciones gaditanas llevan muchos años esforzándose por paliar ese drama que ahora ha saltado a todos los periódicos del mundo porque están llamando a las puertas de Alemania y Austria en vez de a la de Italia o España. Ahora sí que habla hasta el Papa. La muerte de ese pequeño es tan dolorosa como la de los miles que se han dejado la vida por alcanzar las costas de Cádiz. Aunque no de todos tengamos fotos para avergonzarnos.

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