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Editorial

Una exigencia ética y democrática

QUE un partido ilegalizado por los tribunales y que, además, actúa en la práctica como brazo político de una banda terrorista gobierne un municipio es algo que le costaría mucho entender a cualquier ciudadano de una democracia avanzada. Es lo que pasa en el País Vasco en los cuarenta ayuntamientos regidos por Acción Nacionalista Vasca (ANV), las siglas tras la que se refugian los partidarios de la violencia tras el desmontaje judicial del entramado montado en torno a Batasuna. ANV fue a su vez ilegalizada por el Tribunal Supremo por su contumaz negativa a condenar los atentados terroristas, lo que supone la violación de la Ley de Partidos. Lo ocurrido en Azpeitia (Guipúzcoa) tras el asesinato del empresario Ignacio Uría es tan sólo el último episodio de una larga lista de situaciones similares. Pero parece que va a ser la que haga reaccionar al Gobierno y a las fuerzas políticas para poner fin, de una vez por todas, a este disparate legal. La vicepresidenta del Gobierno anunció ayer, al término de la reunión del Consejo de Ministros, que el Ejecutivo va a promover reformas para impedir que una formación ilegalizada pueda gobernar los ayuntamientos. El Ejecutivo ha dado instrucciones a los servicios jurídicos del Estado para se exploren todas las posibilidades que brinda la ley. Es una iniciativa encomiable y que merece el apoyo de toda la sociedad democrática, pero tiene que hacerse con todo cuidado para no violentar la ley. El Gobierno disolvió el Ayuntamiento de Marbella en aplicación del precepto de la Ley de Bases de Régimen Local que prevé esta posibilidad en el supuesto de "gestión gravemente dañosa para los intereses generales que supongan incumplimiento de sus obligaciones constitucionales". Ahí está, sin duda, la primera vía a explorar, aunque no tiene que ser necesariamente la única. Se llegue por el camino que se llegue, el resultado debe ser el apartamiento de los amigos de los terroristas de las responsabilidades del gobierno municipal. Es una exigencia ética y democrática.

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