EN Cádiz la palabra prejubilación se puso de moda con las primeras reconversiones navales. Un mar de dudas asaltaron a aquellos primeros trabajadores, muchos de ellos sin los 60 años cumplidos, que dejaron su puesto en la factoría porque la carga de trabajo empezaba a flaquear. Recuerdo, porque la historia me tocó de cerca, la desazón que la medida causó en aquellos obreros, a quienes se les aseguraba un sueldo mensual hasta que les llegara la edad de la jubilación. Fue un mareo de números y promesas que, en definitiva, dejó en la calle a miles de trabajadores que evidentemente no fueron prejubilados: fueron despedidos. Con unas condiciones mejores, de acuerdo, pero despedidos. Ahora, muchos años después, las administraciones públicas siguen pagando prejubilaciones, despidos encubiertos, mientras al mismo tiempo nos quieren hacer creer que estaremos trabajando hasta los 67 años.