Históricamente el Cádiz ha cosechado malos resultados en San Sebastián, primero en el vetusto estadio de Atocha y posteriormente en el lujoso Anoeta. Todos estos emparejamientos se han disputado en Primera: en la división de plata las cosas pueden ser diferentes. El Cádiz ha mejorado su aspecto, desde la llegada de Calderón se ha recuperado la confianza, las cosas se hacen con algo mas de lógica y los jugadores están con la autoestima elevada, fruto de los últimos resultados. Los jugadores de la Real se han manifestado durante toda la semana realzando el valor de la plantilla cadista. Desde el entrenador hasta el último de sus jugadores aseguran que es de las tres mejores. Pienso que es una manera de quitarse la gran presión que tienen esta temporada, donde los realistas, tras mas de 40 años, no habían mordido el polvo de la categoría de plata. Se trata de un equipo extremadamente joven, donde la media de edad del último partido jugado ante el filial sevillista era inferior a 23 años. A este equipo, la afición le exige regresar en el menor tiempo posible a Primera. Esa necesidad se convierte en urgencia y por ello se quieren quitar esa responsabilidad dándole mucho valor al rival, incluso sobrevalorándolo. La victoria en Albacete y el pundonor demostrado en Elche y Gijón, son los valores que el Cádiz quiere imponer para conseguir una victoria que permita terminar el año cosechando la mayor cantidad de puntos de los nueve que restan. El Cádiz tiene la oportunidad de pescar en las aguas revueltas de los vascos, donde a los problemas deportivos se le suman los económicos. Es un buen momento para cambiar las estadísticas.