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LÍNEA DE FONDO

Manuel Muñoz / Fossati / Mfossati@diariodecadiz.com

El espíritu olímpico

La frase 'lo importante es competir' suena anacrónica en unos Juegos en lo que lo fundamental es ganar

DE pequeño me creí, lo confieso, aquello del espíritu olímpico. Ya saben, esa frase tan bonita de que lo importante es competir. Los hermanos de La Salle nos llevaban al cine de vez en cuando, en proyecciones especiales para nosotros, escolares que dejábamos de ser ruidosos en las butacas de manera milagrosa. Supongo que lo hacían con buenas intenciones, y por eso solo recuerdo películas religiosas o con claras connotaciones: Quo Vadis, La historia más grande jamás contada, La Biblia, Molokai y, por supuesto, El señor de La Salle, con ese Mel Ferrer que se convirtió en nuestro personaje heroico en su empeño por conseguir escuelas para los niños pobres a pesar de su origen aristocrático, lo que le llevó a sacrificar una carrera eclesiástica en la que podría haber llegado a cardenal y quién sabe si a papa. Eso al menos decía la película.

Cuento todo esto para destacar lo raro de que en esa programación cinematográfica lasaliana se colara una vez un gran documental sobre los Juegos Olímpicos de Tokio, una película llena de bellas imágenes de esfuerzo, de superación, de sacrificio, de maratonianos arrastrándose por la gloria simplemente de llegar, de lágrimas por la derrota o por la victoria, de imágenes a cámara lenta que glorificaban la belleza de hombres y mujeres capaces de ser limpiamente más rápidos y más fuertes o de llegar más lejos que sus competidores.

Pero ahora, en 2012, de repente ¿esto qué es? Deportistas descalificados, no ya por tomar drogas para trampear victorias, sino compitiendo por perder. El lema olímpico, ya bastante devaluado por el descreimiento general, se ve por los suelos. En los periódicos se habla sin vergüenza sobre la conveniencia de una derrota antes que ganar y tener la mala suerte de cruzarse antes de tiempo con el más fuerte. Pues entonces, que se dejen de ceremonias bonitas, románticas en las que se ensalza un espíritu que ya no existe, o en todo caso es un fantasma, como el alma en pena de una idea.

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