crónica personal

Pilar Cernuda

Lo que nos espera

SI gana el PP, se acabarán ciertas alegrías, habrá un control exhaustivo de los dineros públicos y el cinturón apretará como nunca ha apretado hasta ahora. Si gana el PP, los gobiernos autonómicos tendrán que aceptar ciertas normas de comportamiento político y desde luego estarán obligados a controlar sus gastos. Si gana el PP, España será diferente. Sin duda.

Rajoy no está para engaños, y advierte que si gana no será un presidente complaciente sino que hará lo que piensa que debe hacer; sólo así se recuperará la confianza perdida, sólo así se captarán inversiones y sólo así se creará empleo. Si gana el PP nos esperan años de dificultad extrema, pero al menos habrá luz al final del túnel.

Hemos vivido por encima de nuestras posibilidades, la bonanza de tiempos pasados no volverá, nuestros hijos tendrán que esforzarse mucho por alcanzar el nivel de bienestar en el que crecieron; una crisis internacional de gran alcance, a la que se ha sumado una pésima gestión de gobierno, nos ha llevado a esa situación que no tiene más salida que el ajuste puro y duro. Sin demagogias, sin concesiones, sin compadreos, sin dádivas injustificables que no tenían más objeto que la captación del voto ciudadano para garantizarse la poltrona de poder o la compra de la voluntad de determinado grupo parlamentario para sacar adelante leyes que en muchos casos no tenían razón de ser.

Cospedal ha sido la primera en dar pistas sobre el escenario que nos espera sin gana el PP. Se pone punto final al gasto sin control, al número exagerado de asesores, a la creación de empresas públicas que permitían dar salarios a personas afines; se acaba la historia del banco de horas sindicales con las que se convertían en liberados a personas cercanas a los dirigentes de los sindicatos, se acaba el coche oficial para cualquier cargo de medio pelo, las oficinas gubernamentales desperdigadas por toda la geografía, en muchos casos ocupadas por funcionarios ociosos.

Vienen momentos duros, en los que el absentismo sistemático, el cuento de las bajas por estrés, las subvenciones a los sindicatos y el reparto de cargos en función de los intereses de los gobernantes van a desaparecer del mapa. Habrá más control sobre el gasto farmacéutico y en algunos casos pagarán justos por pagadores, como ocurrirá con las consultas médicas, pero no parece que haya otra manera de sacar a este país adelante, aunque sólo de pensar en lo que se avecina si gana el PP dan ganas de salir corriendo. El problema es que, a donde vayamos, encontraremos el mismo rigor a la hora de buscar acomodo a nuestras exigencias. El puesto de trabajo sería para el mejor formado, las subvenciones -dadas con lupa- para quien las mereciera, la atención sanitaria no sería totalmente gratuita en todos los casos y la educación más especializada habría que pagarla.

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