J. M. Marqués Perales

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De las edades de Biden

Los médicos de Isabel II son unos carniceros, le han prohibido su copa nocturna de martini para que, dicen, esté más fuerte

La reina Isabel II está a punto de ser víctima de un encarnizamiento terapéutico: su médicos le han prohibido beber la copa de martini con la que su graciosa majestad acompaña a la entrada del sueño. A sus 95 años, la reina británica se duerme con un dry martini, aunque su bebida preferida es la ginebra, de la casa real, con limón, hielo y un vino especiado, pero sus médicos, auténticos carniceros en mi opinión, le han aconsejado que deje la copita nocturna para estar bien fuerte durante las largas celebraciones de su 70º aniversario de coronación. Estos doctores, que deben proceder de una escuela coránica de Medicina, no han caído en que, a lo peor, la pobre mujer, que va camino de los 100 años, se muere de tristeza si tiene que prescindir de una bebida que, según una de sus cocineras, toma con moderación: cuatro comidas diarias y, en la cena, algo de un vino dulce alemán, seguido, ya en la cama, del dry martini.

Francisco de la Torre es un joven al lado de la reina inglesa, pero a sus 78 años está dispuesto a volver a presentarse a las elecciones municipales del Ayuntamiento de Málaga. Y las va a ganar. Elías Bendodo hace ya muchos años que renunció a suceder al alcalde, y eso que al bueno de Paco -es un gran alcalde- se le podía haber ofrecido un gran retiro político. Nadie en el PP se lo iba a negar, ni lo hizo Mariano Rajoy ni Bendodo lo perseguía. El consejero de Presidencia está ya más a gusto en los interiores de San Telmo que en su Málaga, convertida ya en una ciudad referente en España. La pujanza del Mediterráneo español es imparable, y se ha hecho, en ocasiones, en contra de la desidia de los gobiernos.

Habrá quien le quede el temor de si De la Torre, a su edad, está capacitado para ejercer de alcalde de una gran ciudad. Doy fe de su buen estado, y de los largos de piscina matutinos que el alcalde se pega, pero piensen en algo: Joe Biden, comandante en jefe de los Estados Unidos, tiene su misma edad, los 78 años, y lleva un maletín a todas partes por si tiene que apretar el botón nuclear. Biden es sólo un mes mayor que el alcalde de Málaga.

La limitación de mandatos está bien, es sana, pero no debe ser obligatoria, hay dirigentes políticos que, como el vino, comienzan a funcionar muy bien después de haber pasado unos lustros entre maderas de roble. Lo que más me alegra de perennidad de este regidor es que ha fulminado esa moda de que los partidos, para ganar elecciones o salir de las crisis, necesitan "caras nuevas". Lo entrecomillo, porque de grandes promesas están llenas los cementerios políticos, de inexpertos que no brillan más allá de dos veranos.

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