El catamarán

Rafael Navas

La economía está como una cabra

NOS pasamos los días tratando de analizar los vaivenes de la economía y buscando nuevos sectores que nos permitan dejar atrás la crisis, con conclusiones a veces complejas y soluciones que pasan casi siempre por la tecnología y la sofistificación. En la Bahía de Cádiz suspiramos por industrias, plantas de fabricación, grandes complejos productivos y, a ser posible, que sean innovadores. Está bien. Es lógico. Se ha perdido mucha industria y mucho empleo en los últimos años.

Y mientras, en la Sierra, un pequeño pueblecito, el más pequeño de todos cuantos existen en esta provincia pluricomarcal, la solución a la crisis pasa por poner en marcha una escuela de pastores. No me negarán que no es romántico o, como suele decirse, bucólico y pastoril. Villaluenga del Rosario, ahí la tienen con sus pocos cientos de habitantes, sin preocuparse del padrón, feliz y pendiente de lo que ha convertido al pueblo en un referente a nivel mundial: el queso payoyo. Y como saben que la cosa puede y debe ir a más, se han puesto las pilas para que haya más producción, y eso significa, sin necesidad de saber mucho de economía, más cabras que den más leche para hacer más quesos. Y más cabras significan, a su vez, más pastores. Pero como ese es un oficio que se ha ido perdiendo con el paso del tiempo, porque es duro (se trabaja a la intemperie y se anda un montón) y difícil de aprender (a las cabras hay que saber hablarles), pues hay que empezar por crear una escuela en condiciones, que lo demás vendrá después. Así de sencillo. No hace falta ser premio Nobel para saber que la vuelta al pastoreo creará más riqueza porque en Villaluenga la economía es la leche.

José Luis Cuerda rodó un mediometraje allá por los ochenta titulado Total, que fue la base de su aplaudida y venerada Amanece que no es poco. La surrealista cinta comienza con un pastor, interpretado por Agustín González, sentado junto a sus animales y detrás de él se ve un pueblo más pequeño aún que Villaluenga. La primera frase que pronuncia el pastor, señalando al pueblo y a los bichos, es: "Londres, ovejas". No sé si Villaluenga llegará a ser como Londres, pero estoy seguro de que allí de economía saben tanto o más que cualquier broker de la City.

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