Con o sin luces extraordinarias, el paisaje comercial del centro evidencia, una Navidad más, la brutal desaparición de establecimientos. Y si bien es cierto que la crisis y la pérdida de la población han llevado a la clausura a muchos de ellos, convendría incidir en otra causa importante como el elevado precio de los alquileres. Muchos comerciantes no han podido soportar los gastos mensuales y los pocos que se atreven a emprender se topan con que para sacar rendimiento a su actividad laboral poco menos que se tienen que llevar a la tienda una cama mueble. Hay muchos propietarios de locales que prefieren mantenerlos cerrados sin ganar un euro a alquilarlos y al menos obtener lo que los comerciantes puedan pagarles. Están en su derecho, faltaría más. A mí me gustaría que tuvieran conciencia gaditana, conciencia de ciudadanos, y que ayudaran en la medida de lo posible a los emprendedores. Porque no todo es dinero.
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