Desde preferencia

José Joaquín León

Más difícil todavía

PARA ganar finales hay que saber competir. Y eso pasa por no cometer errores que se pueden evitar. En Vigo, el Cádiz volvió a demostrar que si está donde está no es por casualidad, sino porque han perdido en torno a 10 puntos tontamente; unos puntos que a estas alturas les tendrían casi con la salvación en el bolsillo, en vez de estar casi con el descenso en el bolsillo. Pero si se han desaprovechado esas oportunidades no es por casualidad. Es porque hay lo que hay.

Es difícil ganar una final si en el minuto 3 ya has regalado un gol por mala colocación del portero. No digo que se perdiera por eso, pero eso contribuyó a que se perdiera. Tampoco hay que echarle las culpas de la derrota a Dani por su error en esa jugada, en la línea de los que otras veces ha tenido Casilla. Los dos carecían de experiencia en Segunda A y ya los conocíamos de Segunda B. Son porteros en evolución, que alternan buenas paradas, incluso salvando goles, con errores que quizá corrijan con el tiempo. A Dani le faltan partidos, porque apenas ha jugado, no sólo esta temporada, sino tampoco las anteriores. El problema es que no hay tiempo. El Cádiz debe afrontar el final de Liga con porteros en formación, a los que hay que proteger especialmente desde la grada, apoyándolos, en vez de gritarles y desmoralizarlos como hicieron con Casilla, y perdonándoles todos los fallos que puedan tener, porque no hay otra opción.

Y no la hay por culpa de quien hizo los fichajes, que cometió un error que nos ha costado muy caro. Fue un error que no lo cometen ni en parvulitos de secretario técnico, como es haber confeccionado la plantilla con tres porteros que no habían jugado nunca en esta categoría; uno de ellos, el desconocido Zlamal, inservible como se ha visto. En ese pecado estamos teniendo gran parte de la penitencia, porque la seguridad de una defensa empieza por el portero.

El Cádiz no sólo perdió en Vigo por ese gol. Después de empatar De la Cuesta, cuando el partido se ponía de cara, llegó la derrota por otra jugada de pasividad defensiva. Y al final, cuando pudo empatar Ogbeche, lo evitó el portero del Celta, que se llama Joel y es suplente de Falcón, un gaditano que se fue al filial del Atlético de Madrid tras quedarse como suplente de Dani en el Cádiz B. Hubiera sido decisivo ganar en Vigo. Pero había también una diferencia clamorosa entre empatar o perder. Si se hubiera mantenido el 1-1, o se hubiera marcado el 2-2, el Celta no estaría a 6 puntos, sino a 3, y con el goal average particular a favor del Cádiz. Así que el segundo gol del Celta, en la relación directa, nos costó muy caro, que es lo que pasa en estos enfrentamientos directos, como los que nos restan con Las Palmas y Murcia, tan determinantes para la clasificación final.

Faltan por disputarse 21 puntos y el Cádiz necesita en torno a 14. Como disputará cuatro partidos en Carranza significa que, si los gana todos, tendría gran parte del trabajo adelantado. Siempre nos quedará Huesca en la penúltima jornada, a ver cómo nos portamos, y dos desplazamientos más. Significa también que la permanencia se ha puesto más difícil todavía, pero no es imposible. Y significa que Carranza es la clave de esta cuestión. A ver si nos enteramos.

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