LAS filtraciones a la Cadena Ser de las intervenciones de los barones socialistas en el Comité Federal de este fin de semana ponen en evidencia tanto la clara división en el interior del PSOE como la actitud contumaz del actual secretario general, Pedro Sánchez, quien no se atiene a razones y sigue adelante con su proyecto de intentar formar Gobierno con un partido antisistema como Podemos.

En una intervención lúcida y sincera, la líder de los socialistas andaluces y presidenta de la Junta, Susana Díaz, le dijo a la cara a Pedro Sánchez- y delante de toda la cúpula socialista- la gran verdad que el secretario general se niega a reconocer: "El 20 de diciembre el Partido Socialista no hizo historia. Sacó el peor resultado de la historia". Un auténtico torpedo dirigido a la línea de flotación de Sánchez, quien intenta vivir en la ficción de un inexistente mandato del pueblo español para que forme un Gobierno de izquierdas que desbanque al Partido Popular, formación que, nunca hay que olvidarlo, fue la ganadora de las elecciones pese a la sangría de votos y escaños que sufrió.

Susana Díaz fue más allá y recalcó que la victoria del PP frente al PSOE se produjo aunque el viento soplaba a favor de los socialistas por el aumento de la desigualdad y la corrupción. "Si el Partido Popular nos ganó estas elecciones en estas circunstancias es que no estábamos en el camino correcto", afirmó de forma nítida y contundente.

Pues bien, pese a esta intervención y a otras protagonizadas por los barones Guillermo Fernández Vara y Javier Fernández; pese a que sabe que tiene marcadas unas líneas rojas que apenas le permiten sumar votos en el Parlamento para lograr su investidura; pese a las continuas faltas de respeto de Podemos hacia su partido y hacia algunos líderes del mismo (ayer habló de "comando Corcuera"); pese a que las exigencias de la formación morada en cuestiones territoriales y económicas son completamente inasumibles para una formación socialdemócrata europea, Pedro Sánchez sigue apostando por explorar una vía que probablemente suponga una pérdida de tiempo y esfuerzos. El que un político con vocación de presidente del Gobierno viva de espaldas a la realidad del país es siempre preocupante.

Con Mariano Rajoy paralizado y a verlas venir y Pedro Sánchez viviendo una ficción, el futuro no es en absoluto halagüeño. El Rey tiene hoy una difícil papeleta que esperemos por el bien de los españoles sepa resolver con acierto, aunque los dos partidos que deberían facilitarle las cosas estén haciendo lo posible por complicárselas.

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