tamara / garcía

"Me ha dicho un pavaroti..."

EMILIO López tuvo que salir de la misma masa madre de la que nació Cádiz. De otra forma no se entendería cómo el espíritu de un hombre ha podido bailar en perfecta sintonía con el latido de una ciudad. Emilio y Cádiz vienen del mismo lugar, del mismo universo legendario y acuoso. Emilio es un pellizco del Cádiz más auténtico (¡es, es, es, aún no fue, no puede ser...!). Porque Emilio nada tiene que ver con la estúpida caricatura, con el mísero cartón-piedra, en el que se ha convertido el gaditanismo. Emilio López es el Cádiz de los juegos de palabras, de la metáfora imposible, del ingenio y la rapidez mental. Cádiz culto en chanclas de playa del que fue exponente su amigo Fernando Quiñones. Emilio López, el de perfil ondulado y voz de cueva, al que paran 'los pavarotis' de la ciudad con noticias frescas, como caballas caleteras, tuvo que ser imaginado por el mismísimo dios Melkart. Allá habrá vuelto, donde nacen las leyendas, al abrazo con la mar. Buen viaje.

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