La Azotea

Tamara García

tgarcia@diariodecadiz.com

Los días que no son del flamenco

Y pasó el Día del Flamenco, como pasa el Día de Navidad, cuajadito de buenos deseos, de felicitaciones y con su mensaje institucional, arsa que no. Y pasó el Día del Flamenco y llegaron los días que no son del flamenco. Páramos áridos para llorar por seguiriyas con ciertos oasis aislados donde bailar por alegrías. Pasó el Día del Flamenco con su constelación de postizos lunares, con un revuelo de mantones de flecos largos y tupidos pero inútiles para tapar las miserias del día a día. Y llegaron los días que no son del flamenco y las agujas del reloj siguieron el mismo compás, como si nada. Y ni se reflexionó, ni se propuso, ni se pensó, ni se repensó, ni se escuchó, ni se dijo. ¿Qué necesitamos? ¿Qué podemos dar? ¿Qué puedo aportar? ¿Qué quiero o qué debo pedir? Y pasó el Día del Flamenco, se callaron las castañuelas, se bajaron de los tacones, se guardó la silla de enea. Y recoge rapidito, que ya está aquí la Navidad y, después, el Carnaval.

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