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El bestiario

Tito / Valencia

El día después

ATRÁS han quedado los actos festivos del histórico 24 de septiembre. Un día señalado y exitoso por el carácter institucional que, justamente, se le significó. La Isla, respondió mayoritariamente y desmontó la etiqueta de pueblo apático que le persigue desde hace tiempo. La apatía no era del pueblo, sino de la pobreza de ofertas culturales y festivas que siempre ha tenido. Cuando se ha puesto un poco de imaginación, aunque algunos espectáculos son propios de una ciudad mas pequeña, los isleños han respondido. También ha ayudado la feria de la tapa. Lleno absoluto, para un evento que debe mejorar mucho sobre la oferta gastronómica y calidad en el servicio. Pero la fecha esperada ha quedado como punto y final de un año que puede terminar mejor que empezó. Aunque cuesta reconocer que al final los pronósticos se han cumplido y lo mejor ha sido la fiesta del 24. Pero hay que ser realistas y ahora estamos en el día después y esto es otra cosa. La ciudad, sigue su caminar cansino y el futuro sigue incierto. El Bicentenario no ha supuesto ningún valor añadido a la oferta turística que continua sin tener nuestra ciudad. Esta semana pasada se ha celebrado el día del turismo. Este día ha pasado por la espalda de La Isla. Y esto es lo grave. No podemos estar esperando otro día 24 de septiembre porque todos no pueden ser iguales ni tampoco todos los años vamos a contar con el plus de la presencia institucional en la ciudad. Carecemos de un modelo turístico y mimbres tenemos para crear un modelo industrial alrededor del turismo cultural. La Magna, por ejemplo, significó un acontecimiento de primera magnitud y se debe de sacar jugosas conclusiones sobre la misma. Es necesario hacer un estudio serio y riguroso que nos diagnostique un modelo de turismo viable y diferenciador de las ofertas de nuestro entorno. El año que tenía que haber sido histórico, que tenía que haber significado el ecuador diferenciador del futuro de la ciudad y que tenía que haber puesto en valor la oferta hotelera que se prometió. El gobierno de la ciudad, el de ahora, el de antes y el que venga, tiene forzosamente que crear un proyecto turístico porque debe saber que el cambio de nuestra ciudad pasa forzosamente por la industria turística. Tenemos mimbres que esperan imaginación de los políticos y también la ciudad espera el cambio. El Bicentenario, ha dado algunas claves de por donde hay que caminar, sólamente hace falta dosis de creatividad. Pero el día después ha llegado y tenemos que mirarnos en el espejo de la realidad. Realidad que nos muestra a un gobierno local suplicando a la oposición ayuda para poder aprobar unos necesarios presupuestos. Curiosamente, tres años con mayorías absoluta, con gobierno del PA y PP, no han sido capaces de crear un presupuesto. Ahora sí. Ahora se quiere tener unos presupuestos con el ruego de no poder invertir en unos años si no se aprueban. El día después nos muestra una ciudad atascada, sucia que espera la llegada de unas elecciones que le den estabilidad y bienestar. Un día después que se volverá a hablar del PGOU y del Peprich. Y evidentemente volveremos a la historia del robo de la caja municipal, robo que por su gravedad no se puede olvidar y que el cambio de táctica puede ocasionar muchos dolores de cabeza al gobierno municipal. Y estamos en campaña electoral donde la bronca política será mayor. Pero la ciudad necesita de soluciones y de propuestas y esto es lo que se votará. Pero ahora, toca hablar del día después, un día que debió ser pero que no fue, que no es, que se perdió. Y es que, es la misma historia.

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