El despertar de la Costa noroeste

Pese a no saber aprovechar las oportunidades como Cádiz provincia, la oferta turística y de servicios ha mejorado

La Costa Noroeste parece que al fin despierta de su letargo, después de dormirse en los laureles para contemplar durante lustros, desde la nostalgia y la impotencia, cómo otros municipios, desde Cádiz hasta Tarifa, le ganaban la partida en el sector turístico con una potente oferta hotelera y de servicios de primer orden, que ha hecho de sus playas las más atractivas. Este año Sanlúcar ha logrado con mucho esfuerzo acaparar los focos con el V centenario de la Primera Vuelta al Mundo. Los gaditanos podrían disfrutar de más inversiones con esta emblemática efemérides si su clase dirigente no fuese tan miope. Pero en lugar de exprimir las oportunidades como Cádiz provincia, cada municipio sigue haciendo la guerra por su cuenta. De esta suerte, Sanlúcar se ha visto casi huérfana en la celebración junto a la poderosa Sevilla, que por supuesto no sólo no ha desaprovechado la ocasión sino que, con la base de los 500 años de la I Circunnavegación, ha rebañado hasta el último euro de ayudas para rehabilitar Las Atarazanas y proyectar el Centro Magallanes de emprendimiento cultural. Por si este acontecimiento, tan extraordinario como la llegada del hombre a la luna, no fuese suficiente, este año Sanlúcar ha sido reconocida como lo que ya era en realidad, la catedral del mejor tapeo, la Capital de la Gastronomía Española, otro aliciente muy sabroso para perderse en ese rincón de Cádiz con tanto potencial como mal conectado, que va desde la ruta de las salinas y las marismas de Trebujena hasta El Puerto.

Quizá Rota fue la última en llegar al 'boom' del turismo, pero la bella escondida lo ha hecho en las mejores condiciones con su oferta singular tan familiar en la villa, y una apuesta aún más exclusiva, en Costa Ballena. A los proyectos residenciales emergentes muy pronto se unirá el complejo Punta Candor Suites, que impulsa Hoteles Andaluces con Encanto y que contempla 140 apartamentos turísticos. Y su vecina Chipiona, cuya cocina tampoco necesita presentación, aunque sí algo más de proyección, ambiciona estrenar al fin este mismo año el museo de Rocío Jurado, que sin duda será un revulsivo de primer orden para atraer visitantes. Para alojarlos, vendrá de perlas el nuevo establecimiento de cuatro estrellas que se anuncia en el Paseo Marítimo, que se unirá al que la cadena Best abrió hace apenas un par de años en su amplio margen de Costa Ballena. Por sus bodegas y sus vinos, su río, su luz y sus playas y la ribera del marisco, El Puerto sólo necesita que su Ayuntamiento aporte soluciones en vez de suponer un lastre, para recuperar su brillo más pronto que tarde. La ciudad de los cien palacios espera con los brazos abiertos fortalecer su infraestructura hotelera con dos establecimientos con vistas al mar: el que planea Acciona en la Costa Oeste y el del Grupo Armuño, en Bahía Blanca. Algo es algo. Pero necesita más para revitalizar su marca, sobre todo, porque hasta que no recupere su poderío, la Costa Noroeste no ocupará el lugar que merece como destino.

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