Viernes Santo Horarios, itinerarios y recorridos del Viernes Santo en la Semana Santa de Cádiz 2024

El balcón

Ignacio / Martínez

La deseada

SUSANA Díaz está haciendo historia. En este caso sin moverse del sillón, sin coste alguno. Si al final dice que no a la propuesta de liderar el Partido Socialista habrá tenido una campaña de imagen impresionante, de gratis. Es la deseada. Todo el mundo la corteja en su partido, en las empresas del Íbex e incluso sus adversarios la miran con admiración, envidia y recelo. He leído en un diario nacional -que le es afecto- que no dice nada nuevo; un servidor añadiría que no ha hecho nada nuevo. Pero su secreto ha sido venderlo de cine. Es cercana, consigue empatía con quienes la tratan y ha logrado en pocos meses quitarse la etiqueta de killer bien ganada en las juventudes de su partido. Y ahora la quieren nada menos que para líder máxima del PSOE. Un carrerón.

El que uno de los grandes partidos nacionales venga a Andalucía a buscar remedio para sus males no es nuevo. Lo hizo primero la Alianza Popular fundada por Manuel Fraga y otros cinco ex ministros de Franco. Después de que el patrón fracasara en las elecciones generales del 77, 79, 82 y 86. En febrero de 1987 Antonio Hernández Mancha, presidente regional de AP y diputado en el Parlamento andaluz desde 1982, ganó el congreso sucesorio a Miguel Herrero de Miñón.

Mancha había sido una gran sorpresa en el primer Parlamento andaluz. En la investidura de Escuredo ya dejó huella de su heterodoxia cuando afirmó rotundo: "Soy de los que piensan que la Revolución Soviética del 17 es un hecho justificado por la historia". Que el jefe de la derecha dijese que Rusia necesitaba una revolución, después de 40 años en los que los comunistas tuvieron cuernos y rabo, fue un golpe.

En todo caso, no le fue bien de presidente nacional de AP. Presentó una apresurada moción de censura contra Felipe González, que perdió doblemente, por la mayoría absoluta socialista y por su pobre debate. Dos años después, en enero del 89, dejó vacante el puesto, que en septiembre ocupó Aznar.

El otro precedente de líder andaluz que fue reclamado para un liderazgo nacional es el del Julio Anguita en el Partido Comunista (88) e inmediatamente en Izquierda Unida (89). Gerardo Iglesias no consiguió levantar el PCE tras la marcha de Carrillo. Y Anguita fue el deseado en ese momento: era alcalde de Córdoba desde el 79 y diputado desde la primera legislatura autonómica. En el 86 encabezó la candidatura regional de IU con gran éxito y eso le dio una mayor proyección nacional a la que ya tenía como único alcalde comunista en una capital de provincia. A diferencia de Hernández Mancha, Anguita tuvo diez años intensos al frente de su formación.

Mancha fue presidente de AP en el inicio de una legislatura, sin ser diputado en el Congreso y le fue mal. Anguita desembarcó en Madrid en el final de esa misma legislatura, para ser candidato a un escaño y tuvo éxito. De lo que no hay duda es de que Andalucía no para de producir líderes políticos nacionales.

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios