Los derechos del concejal

Parece que le están robando al partido un acta de concejal, cuando no es así. El electo o la electa es la persona

Siempre que un concejal dimite por discrepancias con su grupo político, le reclaman que devuelva el cargo que consiguió. Se ha vuelto a ver en el caso del ya ex portavoz de Ciudadanos en Cádiz, Domingo Villero, que ha dimitido, pero continuará como concejal no adscrito. Unos se van definitivamente, incluso de la política, y otros se van del partido, pero se quedan en el Ayuntamiento, como Villero. Hay que decir, muy claramente, que está en su derecho. La legislación electoral española es rotunda en ese sentido. El acta del concejal es personal. Y sólo se puede transferir a otra persona de la lista si el titular renuncia a seguir en el Ayuntamiento, o si fallece.

Sin embargo, siguen actuando para confundir a la gente. Parece que le está robando al partido un acta de concejal, cuando no es así. El electo o la electa no es el grupo político por el que comparece y en el que se integra, sino la persona. Aunque el grupo ejerce otros derechos de representación y prerrogativas, que se pierden individualmente al pasar a no adscrito. Las reglas del juego político son esas. Si a los partidos no les gustan, no deben manipular la realidad, sino cambiarlas. Algo que, por cierto, no hicieron en los últimos 40 años.

El concepto puede ser discutible por la costumbre de un partido y sus códigos internos, pero en lo jurídico y lo práctico está clarísimo. Algo semejante sucedió, en el anterior periodo municipal de Cádiz, cuando los dos ediles de Cs, Juan Manuel Pérez Dorao y María Fernández-Trujillo, decidieron pasar a no adscritos. Habían estado casi cuatro años defendiendo a Ciudadanos y siendo sus representantes. En el caso de Villero, era el nuevo portavoz. Y fue quien puso la cara en la campaña y quien compareció en los debates. Alguna responsabilidad (para bien y para mal) tuvo en el resultado.

Cuando un concejal o concejala pasa a no adscrito, de inmediato le cuelgan el cartelito de tránsfuga. Tampoco es eso. El transfuguismo consiste en irse a otro partido, diferente al que lo eligieron. Por ejemplo, si Kichi se pasa al PP, o Juancho Ortiz a Adelante. Eso sería un fraude a sus electores. Cada edil, cuando se inscribe como no adscrito, debe ser fiel a las ideas con las que se presentó. Por el contrario, en casos de conversiones a otras ideas opuestas, lo coherente es dimitir y afiliarse a otro partido. Por ejemplo, para no alinear a un concejal de Podemos como si fuera del PP, o viceversa.

En el caso de Domingo Villero no creo que se haya convertido en podemita de repente, ni que vaya a alterar las mayorías. Es su decisión. Guste o no, deben respetarla.

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