Tribuna libre

Pepe Bablé / Director Del Festival Iberoamericano De Teatro

Porque te lo debía...

Ahora te escribo… Y es que he tenido que dejar pasar un tiempo antes de sentarme y escribirte desde el recuerdo ya que me negaba a hacerlo desde el dolor; y es que te has ido de puntillas -como andaste por casi toda tu vida-, a pecho abierto y apechugando tú solito el trance; y, lo que es peor, sin avisar; y eso te tambalea y duele, sabes.

Porque te lo debía, reconozco que posiblemente los meses anteriores a tu partida no supe estar a la altura de lo que a lo mejor hubiera tenido que estar, pero quiero confesarte que uno también es débil y cobarde ante lo adverso; pero, créeme, desde la distancia intenté acompañarte.

Porque te lo debía, ahora desde el recuerdo me quedo con tu imagen de persona abierta, bonachona, atrevida y extremadamente simpática; con tu perenne sonrisa y con tu talante apaciguador; con tus despistes habituales y con tu particular manera de entender la vida y sus avatares; con tus dotes de galán seductor y con tu poder aglutinador; y también, porqué no, con tus deslices, con tus excesos y con tus defectos; pero principalmente con lo mejor, con las pruebas que en vida me hiciste de tu amistad; son mías y no las compartiré con nadie.

Porque te lo debía, te comento que ahora cierro los ojos y te veo actuando con los grupos Cámara y Carrusel, y manejando aquella primera furgoneta teatrera gaditana cuando eras técnico, productor, chófer y actor de innumerables obras; de entre ellas se me aproxima pidiendo paso y justicia aquel maravilloso 1789, donde lo importante no fue cómo se hacía si no lo que se decía abiertamente y en público en los últimos estertores franquistas; y hay quien más tarde, al paso de los años, se atrevió a tacharte de cobardica; paradojas de la vida porque siempre fuiste un valiente. Un valiente que diste la cara abiertamente en todo: en tu vida personal, en la artística, la sindical, la laboral… tanto, que hasta te diste de bruces con los excesos del cuerpo y del alma precisamente por ir siempre de frente. Pero era tu vida y tenías el derecho de hacer con ella lo que quisiste.

Has pasado y te has ido sin hacer ruido. Pero muchos sabemos lo que Cádiz y su cultura te tienen que agradecer. La Lechera nunca tuvo mejor época, ni los grupos y personas, pioneros en muchas disciplinas artísticas, mejor amigo y cómplice. Sólo hay que mirar las hemerotecas y comprobar cómo primeras figuras de hoy comenzaron en aquella sala de tu mano; cuando no había tanto mimbre económico ni tanta palabrería lisonjera a su alrededor. Sé lo que has sufrido en tus últimos años, viendo y oyendo tantas cosas; pero en fin… te reitero que soy un cobarde y me tengo que callar; confío en la lectura del silencio; en la que hagan tus detractores y los que te utilizaron y te dieron la espalda.

Podría escribir mucho pero prefiero dejarlo aquí y seguir soñándote en privado. Pero antes quiero que sepas que muchos no te olvidaremos y que te seguiremos recordando. Unos ya lo hemos hecho desde los escenarios, y otros están viendo la oportunidad de agruparnos, a los de siempre, en algún acto que inventemos para homenajearte. Sí la gente del teatro gaditano… los pocos que quedamos… pero los fieles a las tablas y a los que estés donde estés… Sabino… Jose… te seguiremos recordando.

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios