Viernes Santo Horarios, itinerarios y recorridos del Viernes Santo en la Semana Santa de Cádiz 2024

Aun año de las municipales, parece que saldrá victorioso el candidato que menos errores cometa, visto el espectáculo de baja estofa que nos ofrecen a diario. Todos se afanan en hacerse el harakiri apelando a la memoria y a cualquier descuido del rival, antes que a la voluntad real de cambio. El navajeo electoral tiene a los electores tan espantados, que cuando ven una urna no pocos salen huyendo. El panorama no puede estar más envenenado, aunque nadie se atreva a descartarlo. La demoledora sentencia del caso Gürtel asoma al PP aún más al abismo. La moción de censura es mucho más que una amenaza para Rajoy, paradójicamente, cuando cuenta con su ansiado Presupuesto. Gran parte de la cúpula del PP de Aznar está investigada o condenada por corrupción, así que el legado no puede ser más desazonador para ir a por todas en un año. Los populares están tan noqueados, que sólo Andrea Levy, su vicesecretaria de Estudios y Programas, se da cuenta de que lo mínimo es afrontar la realidad y pedir disculpas. Rajoy sigue enrocado en sí mismo y es incapaz de conectar con el sentir popular. En pleno baile de la silla, la Gürtel ha hecho saltar su estrategia por los aires. Al PP lo deja hundido, pero el PSOE nunca estuvo tan mal en las encuestas. A Ciudadanos le obliga a cambiar de planes, enredado como está en su discurso nacionalista; y Podemos bastante tiene con salir vivo de la consulta con la que sus líderes han decidido abrirlo en canal por culpa del chalé de Pablo Iglesias e Irene Montero.

El terremoto nacional afecta y de qué manera a todos los candidatos, pensando en las municipales. El alcalde de Cádiz es de los pocos que puede sonreír, aunque haya gastado la artillería más pesada. Ha subido muchos enteros al afearle a sus líderes su incoherencia, ganándose el respeto incluso de los cofrades. Eso sí, no pocos de los suyos ya le acusan de traidor por dinamitar su partido a fin de asomar la cabeza. Exhibió unos ideales tan severos, que no sólo recriminó a ambos su hipocresía, sino que arremetió contra ellos por no conformarse con vivir en un piso de currantes. José María González se erigió en guardián de las esencias del partido, que alumbra el camino para no perder la honra, y el personal le hizo la ola. Si antes se adulaba a los dirigentes por su sabiduría y fortaleza, siempre desde el cobismo, él practica un modelo más asceta y austero hasta el morir, para a continuación otorgarle entre todos un valor exagerado a estas bondades. Como si viviera en la oposición, también entró en la refriega con el portavoz del PP, Ignacio Romaní, para recriminarle sus gastos en gambas y gin tonics a costa del contribuyente. Está muy bien que le pregunte por el destino de los 42.000 euros que abonó Aguas de Cádiz al director de su tesis. Pero le criticó incluso por cenar corvina y beber tinto. De la justificación de los populares, a la defensiva, apelando a la memoria de quien no puede defenderse, mejor ni hablar. Y este es el nivelazo de las dos formaciones con más opciones de gobernar, si no logran aniquilarse antes entre ellas. El alcalde sitúa el listón tan alto, que sus ediles tendrán que desayunar pan con aceite desde ahora, y sólo podrán comer fuera si llevan el tupperware de casa. Ya saben, si piensan en comprarse un adosado, un campito en Chiclana o mudarse a un dúplex, por muy currantes que sean, que sepan que alguien les estará vigilando. Y criticando.

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios