MUCHO cuidado con las palabras cuando se trata de las esperanzas de la gente. La Bahía en la que vivimos no está para muchos juegos ni para discusiones a la ligera. Ante la disputa entre la Junta y la acería Celsa sólo cabe hacerse preguntas, a sabiendas de que tardaremos aún un tiempo en saber las respuestas. Sólo hay una certeza: los miles de puestos de trabajo en el sector industrial que iban a aparecer en la zona, si atendemos a las declaraciones de los políticos, están tardando demasiado en hacerlo. Tanto como para que la gente empiece a tomarse a broma cualquier nuevo anuncio. Y ese es el mayor peligro, puesto que alimenta la resignación y el irredentismo, de tanta tradición por estas tierras.
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