Con la venia

fERNANDO / SANTIAGO

2015. La croquetada

(Crónica de Ignacio Casas de Ciria)

Tras la inauguración del nuevo puente se ofreció un canapé a un selecto grupo de asistentes. La cremè de la cremè de la sociedad civil gaditana departió amigablemente. Los más solicitados eran los tres presidentes vitalicios de otras tantas entidades gaditanas cuyo cargo había sido confirmado para siempre por sus socios: Miguel Nuche (que no encontró a nadie a quien largarle las deudas del Casino), Ignacio Moreno (según dijo él mismo, se lo pidieron con lágrimas en los ojos) y Miguel Villanueva (ataviado con una camisa hawaiana y gafas de sol más pendiente de chequear de arriba abajo al auditorio). En un rincón, sentadas en una mesa, Pitita, Piluca, Tati, Nani y Pototi inauguraban la temporada oficial de croquetadas ante un chocolate caliente y picatostes servido por una camarera con cofia y delantal de la empresa de Kiko de la Serna, que ha desplazado a Pablo Grosso a la hora de servir los canapés oficiales gracias a la compostura del servicio. En otra esquina, un grupo de pijoflautas de Vistahermosa vestidos de blanco.

Asistieron al ágape una nutrida representación del mundo cofrade gaditano: el clan Posada al completo acompañados del director espiritual conocido por Padre Alicates que lucía un terno de El Corte Inglés del que se veía colgar la etiqueta. Martín José derramó unas lágrimas a la vista de José Blas, Juan Manzorro y el nuevo obispo de la diócesis Marco Antonio Huelga nombrado por el nuevo papa Benedicto XVII antes monseñor Rouco. Todos se preguntaban por el café que provocó la muerte del último papa. En una esquina el anterior obispo Rafael Zornoza escuchaba en confesión a Javier López Luna. Un grupo de cadistas (Luis Mora, Fernando Estrella, Moncho y el Guaperas, entre otros) comentaban la vuelta de Antonio Muñoz a la propiedad del Cádiz . En otro corrillo un grupo de gente del carnaval proponían que se pusieran estrellas a lo largo del nuevo puente. Estaban Julio Pardo, el Libi y el Yuyu comentando la dieta que habían empezado, Antonio Martín que había perdido su sombrero con el viento. Quico Zamora comenzó a cantar, Manuel Izco declamó unos versos y Javier Osuna lo tuiteó.

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