desde mi cierro

Pedro G. / Tuero

Las consecuencias

Yes que todo surge por mor del dichoso tranvía. Aquí comienza el lío del montepío, mi empeñado lector. Se recogen firmas por unos, porque no se quiere tranvía por Real, y luego si te vi no me acuerdo. Pero queda un grupo de ciudadanos de marcado carácter resistente y quasi numantino que se constituyen "per se" como la asociación vecinal "Casco histórico", y algo después, cercanas las elecciones municipales, se conforman en grupo político, aunque sin pretensiones políticas -dicen-, sólo nuestra ciudad y los intereses del ciudadano. Y así, en consecuencia, mucho cabreado contra el pepé, que no querían tranvía, que lo habían firmado y perjurado, engrosa la nómina de simpatizantes de ese nuevo partido político pero que no es político, por lo cual. Estos, constituidos políticamente como "Ciudadanos por San Fernando", obtienen en las elecciones de mayo dos concejales, justo los que le faltaban al pepé para rozar la mayoría absoluta. Por esto y en consecuencia, los populares optan en aras de la comodidad política por los andalucistas, comenzando ese romance que no satisface a muchos, pero al menos, no daba oportunidad a que otros se atreviesen a gobernar, aprovechándose de la escasa aritmética conseguida por los indiscutibles ganadores.

Durante estos meses, y con el paradójico nombramiento del señor Cano -oposición en el Ayuntamiento- como cargo confiado en Diputación por su presidente y alcalde nuestro -excelente maniobra política propia de quien sabe lo que tiene entre manos y con las ideas muy claras en su cabeza-, estalla en el seno de su partido que no es político la de Dios es Cristo, como cuando se cuestionaba por entonces si Jesús de Nazaret era hijo de Dios y no un nuevo y revoltoso mesías, desde los tiempos en que Pablo de Tarso, el auténtico secretario de organización de esa iglesia, puso firme al mismísimo apóstol Pedro en el concilio de Jerusalén, dieciséis años después de la crucifixión del fundador. De esta manera, los escasos integrantes -no sé si militantes- del nuevo partido político que no es político, montan en cólera y comienza la desintegración. Ahora, los que se dicen que mandan en "Ciudadanos" desean echar a Cano y exigen su renuncia como concejal isleño. Ahora ya aquello no vale, ahora vale lo que yo diga. Mal comienzo y peor inmediato final. Y todo, mire usted por donde, por-culpa-del-tranvía, quién lo iba a decir, mi ciudadano lector. Precisamente también ahora cuando las obras del tranvía fantasma comienzan a reanudarse, pues la comatosa y moribunda Junta socialista ha hecho propósito de enmienda y como consecuencia además de las oportunas gestiones realizadas por nuestro inteligente y hábil regidor. Estas son las cosas del querer, querido hermano. Si no llega a ser por el tranvía… otro gallo nos cantara. Tararí.

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