LÍNEA DE FONDO

Pedro Ingelmo / Pingelmo@grupojoly.com

La clasificación al revés

Sólo cinco españoles han conseguido ser farolillos rojos del Tour. Ningún americano ha logrado quedar último

La familia Flores, de Urdiain (Navarra), ha vivido en los últimos años una proeza desconocida. Dos Flores, Igor e Iker, lograron ser farolillos rojos del Tour en 2002 y 2005. Los ciclistas españoles han ganado unos 10 tours, pero sólo se ha conseguido cinco veces el último puesto. Quizá la familia Flores, de Urdiain, no pueda presumir de lo logrado los tres últimos años por el belga Wim Vansevenant, al que no hay forma de descabalgar de la última posición desde que lograra la hazaña precisamente Iker Flores, pero en lo que es nuestro orgullo patrio no cabe duda que sin la familia Flores nuestro palmarés sería de una pobreza notable, aunque no tanto como la de los americanos, que jamás han podido inscribir un corredor en este palmarés. Hubo un año en el que el farolillo rojo estuvo especialmente disputado. El español del equipo Kas José María Basualdo, un campeón de ciclocross, intentaba ser el último a mediados de los 70 en dura competencia con un francés. Eran años en el que el farolillo rojo tenía premio. Durante días tuvieron una disputa en Los Alpes por ver quién iba más despacio sin llegar a la meta fuera de control, escondiéndose incluso entre los matojos para despistar. Perdió Basualdo, que no fue último. Hubiera sido un éxito, debido a que hasta ese momento sólo un español, Herrero Berrendero, en 1960, lo había conseguido. No pudo ser. Eran años en los que España hubiera celebrado cualquier protagonismo, incluido el de tener el corredor que más tardara en completar las etapas del Tour. Basualdo no pudo ser el precedente del galardón que luego brillantemente alzarían los hermanos Flores, que no fueron recibidos en Urdiain como merecían. Ser el peor en algo no es sencillo. La competencia es dura. Sólo se consigue con mucho esfuerzo. Cada julio miro la clasificación al revés. Admiro el tesón de Vansevenant, la hermandad de los Flores y me acuerdo de la decepción de Basualdo. Necesito alimentarme del espíritu de perdedores invisibles. Sin ellos, los triunfadores no son nadie.

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios