LOS salmantinos son unos quejicas. Le han montado un pollo callejero a su alcalde, un tipo muy simpático con bigote, porque les ha subido el billete del autobús, el IBI, la recogida de basuras y el agua. Un abuso, dicen. El alcalde alega en su defensa que sube las cosas porque el Gobierno de Zapatero no aporta fondos para desarrollar proyectos municipales. Una tesis revolucionaria, de la que aquí tenemos dosis diaria. Añade el alcalde que los vecinos están manipulados por el rojerío satánico. Y yo digo que además son unos quejicas, porque en realidad resulta que aquí en Cádiz el IBI, la recogida de basuras y el agua es más cara que en Salamanca. En cuanto al billete de bus aquí es diez céntimos más caro y el bonobús de Salamanca vale casi dos euros menos que el de Cádiz. Y aquí no se queja nadie, ni le montan pollos callejeros a la alcaldesa.

Yo creo que los gaditanos no somos nada quejicas. O que ya no queda ni siquiera rojerío satánico que manipule a los vecinos ni nada. Un poné, a Teófila le ha dado ahora por los museos; le podía haber dado por otra cosa, pero le ha dado por los museos. Así que dice que va a tirar unos cuantos edificios y va a hacer, ella, un edificio emblemático que legendarios arquitectos ya ambicionan diseñar y también, aquí viene lo fabuloso, un museo de títeres iberoamericanos. El mundo ha quedado extasiado ante esta prodigiosa demostración de imaginación. Y ya puesta, que ella es así, lo mismo hace más museos de cosas iberoamericanas. Qué te digo yo, el museo del autobombo iberoamericano, el de asustaviejas iberoamericanos o el del transporte iberoamericano (lo apropiado es instalarlo en la Estación de Autobuses). Y tal vez el museo de rituales urbanos estrafalarios iberoamericanos o el museo de la exaltación demagógica de ciudades iberoamericanas.

Como parece que eso gusta mucho aquí, se podría hacer de Cádiz un museo. Qué bonito slogan, "Cádiz, la ciudad museo". Los vellos de punta. Todo museos. Y venga turistas a ver museos en una ciudad desolada con menos habitantes cada hora.

El que sería la caña es un museo de momias iberoamericanas y exponer un gaditano disecado, a ser posible con aspecto de pensionista y una mantita de viaje (regalo de Teófila) bajo el brazo. Debajo -cómo no- una placa que diga "El último gaditano".

Lo retransmitiría Onda Cádiz urbi et orbe y así no habrá gente molesta que se queje ni que proteste ni nada. Falta muy poco. Ya estamos disecados.