Calle ancha

Alberto Ramos / Santana

¡Que cierren la ONU!

EN la madrugada del lunes 31 de mayo el ejército israelí atacó, en aguas internacionales, un barco cargado con ayuda humanitaria que se dirigía a la Franja de Gaza en el que viajaban activistas de varias nacionalidades, incluidos ciudadanos españoles. Las consecuencias del ataque fueron 10 personas asesinadas, varios heridos y un buen número de detenidos. El objetivo de la flotilla de barcos que se dirigía a Gaza era protestar contra un bloqueo israelí que castiga a un millón y medio de palestinos a vivir en la pobreza, un bloqueo que castiga a toda una población y va en contra de las normas internacionales. La ONU, cuyo Consejo de Seguridad se reunió de urgencia, ha "lamentado" las muertes pero no ha condenado a Israel por su acción homicida. Lamentablemente la postura de la ONU no es una novedad.

Desde antes del establecimiento del Estado de Israel en 1948, tanto la Asamblea General como el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas han adoptado resoluciones que afectan al estado israelí, resoluciones de advertencia o condena que, sistemáticamente, demuestran su inutilidad, pese a los conflictos, guerras y violaciones de los derechos humanos cometidas por Israel. La primera resolución incumplida es la nº 181, de noviembre de 1947, que establecía el Plan de Partición de Oriente Medio y la formación en Palestina de sendos estados árabe y judío independientes, y un régimen internacional especial para Jerusalén. A partir de ese incumplimiento, siguen las de resoluciones sobre la asistencia a los refugiados palestinos, la de 1967 sobre la inadmisible expansión territorial de Israel mediante la guerra, que exigía, además, la retirada israelí de los territorios ocupados; la resolución de 1978 que denuncia el empleo israelí de bombas de fragmentación contra campos de refugiados y objetivos civiles, la de 1979 que recuerda la ilegalidad de los asentamientos iniciados diez años antes, la de 1980 denunciando crímenes contra la población civil árabe, la de 1982, que resumía cinco resoluciones del Consejo de Seguridad del mismo año condenando la masacre de civiles palestinos, la de 1992 sobre el retorno de los palestinos expulsados por Israel…, resoluciones, todas ellas, que denuncian violaciones de la legislación internacional, de la Convención de Ginebra y de otros acuerdos internacionales sobre de salvaguarda de los derechos humanos.

Todo es inútil. El último asalto militar a una flotilla internacional de activistas por la paz, en la que han muerto varias personas, sólo merece el lamento hipócrita de u organismo incapaz de hacer cumplir sus propias resoluciones. Si la ONU fue un sueño para la pacificación mundial, ha demostrado con creces su inutilidad, así que lo mejor es que la clausuren, que la cierren y nos ahorren sueños y dinero.

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