Gastronomía José Carlos Capel: “Lo que nos une a los españoles es la tortilla de patatas y El Corte Inglés”

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José Pettenghi Lachambre /

El chupacámara

ASÍ como el suricato es un mamífero herpéstido, si bien vive ignorante de ello, el chupacámara gaditano es envidiosillo y cutre, aunque él nunca llegue a saberlo. Ambos son criaturas poco interesantes.

En efecto, el suricato y el chupacámara gaditano no tienen nada de particular. El primero sale en los documentales de la naturaleza, de esos que echan en la segunda cadena, casi de refilón, cuando no pasa nada interesante aunque, eso sí, acaba siempre por salir. ¿Qué sería de un documental de la segunda sin un suricato? Como el chupacámara, cuyo único propósito es figurar, salir en la foto. La que sea.

Si es de grupo, cuando los demás dicen lo de "patata, patata", él te mete un codazo entre el bazo y el hígado para hacerse sitio y salir en lugar preferente. Da igual, para su desgracia siempre sale de relleno, como el suricato.

Ambas especies son omnívoras y de costumbres sociales, de ahí esa querencia del chupacámara por el croqueteo cualquiera que sea; un poné, el de los juanillos iberoamericanos o el de la asociación de ninfas doceañistas del carnaval.

Cuando el suricato se siente amenazado se yergue y se estira para aparentar ser mucho más grande de lo que es. Igual que el chupacámara quien, al ver una cámara de fotos o de TV, también se yergue, se estira, mete cuello y saca su cabeza para que se le vea bien.

Este molesto apetito exhibicionista no se mitiga fácilmente en el chupacámara quien, entre foto y foto, ameniza con un alarde de buenas relaciones sociales, que si conoce a fulanito, que si mengano es cuñado de una prima suya o que su abuela vivió en el mismo bloque que Cornelio Balbo. Es su lado pelmazo.

Hay científicos que sostienen que el chupacámara, a diferencia del suricato, posee receptores que le alertan de la cercanía de una cámara.

Así, atesora toda una colección de fotos suyas con el Cádiz jurásico, famosos de casapuerta y concejales zurupetos, con fondo de arabescos del casino gaditano.

Su momento ego es Bette Davis replicando a un rumor que la daba por fallecida: "No haría yo semejante cosa mientras dure la huelga de periódicos".

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