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Francisco Piniella

Rector de la Universidad de Cádiz

La ceguera también es esto

Estos días, lo que más repito es, hagamos lo que podamos en las circunstancias en las que estamos, y ese verbo mágico, agradecer, agradecer y agradecer, sobre todo el esfuerzo que hacen estudiantes, profesores y todo el personal de administración y servicios, para que la ilusión no se derrumbe, para que el curso no se pierda, sin saber cuándo esto va a terminar, sin saber cómo se podrá evaluar, cómo se podrán hacer aquellas prácticas que han requerido esa presencialidad, las de los hospitales o las de los futuros maestros de nuestras escuelas.

“La ceguera también es esto, vivir en un mundo donde se ha acabado la esperanza”, es una de las frases de nuestro José Saramago en aquel Ensayo sobre la ceguera. Nos ha tocado vivir una época de miedos, que se reconvierten en ruidos, donde buscamos a quien echarle las culpas de nuestro desasosiego. Pero no hay varitas mágicas para escenarios que no habíamos imaginado. En el caso de la universidad, hacer de esta, una universidad presencial, otra a distancia, de un día para otro, nos ha cogido desprevenidos, como no podía ser de otra manera. Los mismos recortes de los que ahora nos quejamos en nuestro sistema de sanidad, también se produjeron en el otro de los pilares de nuestra sociedad, la educación. Es de agradecer por ello que nuestros gobernantes pongan ahora las vidas de sus ciudadanos por encima de las economías, a pesar de los errores que todas las instituciones hayamos tenido, ante algo que no veíamos venir.

Aquellos que estamos más relacionados profesionalmente con las emergencias, recordamos aquellas prácticas con esos pesados trajes NBQ, nos parecían equipamientos de películas de ciencia ficción, pero como siempre ocurre, la realidad ha superado una vez más lo imaginable. La emergencia es un concepto que proviene del verbo emerger, de algo inesperado. Ahora, igualmente que la pandemia, emergen los que sabían perfectamente lo que iba a pasar y la forma en que se tenía que haber realizado, aún peor los que ya se anticipan a lo que debemos hacer cuando todo esto pase. Pero también emergen esos estudiantes y profesores de medicina o enfermería que se han presentado a la puerta de los hospitales a decir ¡aquí estoy yo!

Por eso yo me quiero quedar con lo más humano de esta crisis, que hará que, cuando salgamos de esta miseria seamos más fuertes, más solidarios, más generosos, y que pongamos en su sitio a todos aquellos que se han dedicado a criticar más que a resolver. Porque una cosa hemos descubierto, lo que necesitamos: un abrazo, un beso, estar sanos, hablar con tu vecino, valorar al que te cuida, al policía, a la cajera del súper, al camionero o al marino que mantiene la cadena logística para que no te falte de nada, y por qué no, el tomarte una cerveza con tu amigo, ¡vivir!

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