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Hay una polémica pueril sobre el diseño de la camiseta que la Selección llevará en el Mundial de fútbol y anoche estrenó en Málaga. Pueril, pero ilustrativa. La multinacional alemana Adidas ha hecho un dibujo sin contar con la susceptibilidad nacional, a flor de piel con el conflicto catalán. Los creativos bávaros han puesto unos rombos azules que, junto a los rojos y amarillos, a algunos políticos adolescentes les parecía que evocaban la bandera republicana.

Esos políticos inmaduros están muy repartidos, desde los frívolos populistas de Podemos y hasta los apurados conservadores del PP. Iglesias ha hecho esas bromitas que tanto le ríen en su parroquia y el acharado ministro de Deportes, Méndez de Vigo, ha dicho que la Selección ha tenido camisetas más bonitas. Un tema para la Escopeta nacional de Berlanga. Adidas vestirá a la mayor parte de los equipos del Mundial, entre ellos la anfitriona Rusia, Alemania, Argentina, México, Colombia o Japón. A sus diseñadores les gustan los rombos. Se los han puesto verticales a la camiseta de Bélgica, país tan unido a España en la desdicha de soportar a ese émulo de Trump, adolescente y gamberro, en que se ha convertido Puigdemont.

Lo cierto es que si algo unió a España en las últimas décadas fue el Mundial de Sudáfrica de 2010, en el que el equipo campeón estuvo compuesto por siete catalanes, tres andaluces, tres madrileños, dos canarios, dos navarros, dos asturianos, un vasco, un castellano leonés, un valenciano y un castellano manchego. Hasta la sedición catalana, la bandera constitucional nunca levantó tanto entusiasmo como entonces. En Francia pasó lo mismo en 1998. En vísperas de aquel Mundial, el viejo Le Pen dijo que no se sentía representado por una plantilla con tanto negro y tanto magrebí. Pero ganaron el campeonato y fueron aclamados como héroes nacionales para disgusto del patrón de la ultraderecha racista.

En España ha hecho fortuna el calificativo de La Roja para definir a la Selección, igual que los franceses llaman a los suyos les bleus. Cuando murió el dictador eso era impensable; hemos avanzado. Por el contrario seguimos teniendo un desaforado culto por las banderas alternativas. En España se manejan tres, básicamente: la constitucional, la republicana con la banda morada y la franquista del aguilucho. En Cataluña al menos hay otras tres: la senyera, la estelada con la estrella blanca sobre fondo azul, y la estelada roja de la CUP.

El diseño de la estelada hace un siglo se inspiró en las banderas de Cuba y Puerto Rico. Afortunadamente para las antiguas colonias, no se contagiaron del virus voluble de la madre patria con sus enseñas: en la Little Havana, el barrio anticastrista de Miami, hay banderas cubanas no sólo en los balcones, sino pintadas en las fachadas o los muros de las casas. Pero la de los Castro y la suya ¡son la misma! Qué envidia de sensatez. Con la camiseta nacional ya podría Adidas hacer lo mismo.

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