El cambio español

Si el constitucionalismo fracasa en España la culpa será, naturalmente, delos constitucionalistas

Cuando subí al coche para ir a la presentación del libro de Juan Manuel Marqués Perales, llevaba materia para pensar. Acababa de leer dos artículos sobre el conflicto catalán. En Fuegosfatuos, Arcadi Espada defendía que la ensoñación catalana se usa de atenuante, pero que, en verdad, acabó cuando la policía, mal que bien, intervino el 1-O. Las algaradas de ahora, tan llamativas, son los fuegos fatuos de un cuerpo en descomposición. El optimismo a contracorriente de Arcadi venía respaldado por un excelente análisis de David Jiménez Torres. En No han ganado, pero afirma que el independentismo ha perdido la batalla, sí, pero ha producido un enorme desgaste en las instituciones españolas y en cada uno de los tres poderes. Es el momento de ganar el terreno perdido y restañar heridas y daños estructurales. Era un artículo que miraba al futuro y nos ponía deberes a los españoles de educación, de revisión del modelo autonómico, de fortalecer la independencia judicial, etc.

Llegaba, por tanto, en la mejor disposición para el libro El cambio andaluz. Cómo perdió el poder el PSOE de Susana Díaz. Porque Marqués Perales analiza, con el rigor y la información que le caracterizan, el reciente y sorprendente cambio andaluz, y lo hace poniendo el acento, tras repasar todas las circunstancias, en las culpas, cegueras, confianzas y descuidos del propio socialismo. En esa idea, insistieron los dos presentadores, Luis Pizarro, por parte del PSOE, y Antonio Sanz, por parte del PP. Lo llamativo fue que cada cual reconocía sus errores o cuando se intentó conseguir el poder y no se logró o cuando no se mantuvo.

En una sociedad en la que todos culpan automáticamente a todos de todo, menos a uno mismo de nada, resultaba refrescante oír a esos políticos hacer un exigente examen de conciencia a la luz de la preclara visión de Marqués Perales. La importancia de esa actitud se multiplicaba gracias a los artículos que había leído antes. Ojalá la importemos a la situación actual de España. La lección general es que los fracasos de las personas y las instituciones se producen siempre por errores propios: o por la inacción o por la ceguera (ya se sabe lo que hacen los dioses con aquellos a los que quieren perder: los ciegan). Lo más vital del conflicto del nacionalismo es algo que todavía no ha pasado: el análisis, el examen y la consiguiente corrección del rumbo político en profundidad.

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