EN medio de esta selva, de este cúmulo de individualidades, de esta sociedad egoísta y escasa de valores, se hallan grandes personas que ponen la cara colorada y dan ejemplo a cientos, a miles de sus congéneres, entre ellos un servidor. Pierden (¿o ganan?) las noches de los viernes para atender a los sin techo de Cádiz. Caldo, mantas, calcetines, café, bocadillos... y el alma, siempre el alma. 'Calor en la noche' se hacen llamar estos ángeles de la guarda. Son de Cádiz. Y yo me enorgullezco de que esta asociación haya nacido en La Salle, otro motivo más para sentirme orgulloso de ser lasaliano. Conozco a sus impulsores, la familia Mení, buena gente que ha volcado en los necesitados los valores adquiridos en el colegio viñero y que ha tirado de amigos y voluntarios para repartir ese calor. Ayer obtuvieron del Ayuntamiento la cesión de un local para dar desayunos a las personas sin hogar. Enhorabuena. Sois muy grandes.