La firma invitada

Ricardo J. Jiménez

El cableado eléctrico en el Río San Pedro

DESDE hace bastante tiempo, la barriada del Río San Pedro viene soportando un problema de enormes proporciones para la salud de sus ciudadanos. Se trata del cableado de Alta Tensión (400 Kv) que transcurre a lo largo de toda la barriada y que, situado a escasos quince metros de las viviendas, emite una radiación electromagnética sumamente perjudicial. En una localidad como Puerto Real, que renovó en abril de 2009 su condición de "Ciudad amiga de la infancia", otorgado por Unicef, no se puede consentir de ninguna de las maneras que este cableado continúe perjudicando de lleno a sus ciudadanos, sobre todo a los más pequeños, los más vulnerables ante sus dañinos efectos.

No son pocos los estudios puestos en mano de las grandes compañías eléctricas en los que se ha comprobado que encontrarse continuamente bajo los efectos de la corriente electromagnética perjudica la salud. En principio, según dicta la normativa vigente en relación a las líneas de alta tensión, se recomienda que por cada Kilowatio se debe guardar una distancia de un metro, por lo que, en el Río San Pedro, los cables deberían pasar a una separación de cuatrocientos metros de las viviendas y no a quince, como ocurre en la actualidad. Dicha corriente electromagnética afecta a los residentes del barrio y a toda aquella persona que use las paradas de autobuses, ubicadas bajo los cables, y desde donde se escucha perfectamente el sonido del paso de la corriente.

Nos consta que desde finales de los años noventa existieron intentos de solucionar este tema por parte de los organismos políticos implicados, sin embargo, una y otra vez, ya fuese por presupuesto o desidia institucional, la problemática terminaba quedando aparcada en algún cajón a expensas del olvido. En 2003, tal como el Foro Ciudadano por el Río San Pedro ha sacado a la luz en septiembre de 2010, el PSOE volvió a interesarse por buscar una solución aunque, nuevamente, todo volvió a caer en saco roto.

Basta ya. Basta ya de juegos e intereses políticos de unos y otros sin tener en cuenta lo que en realidad más importa: la salud de las personas. Ciudadanos del Río San Pedro que día tras día nos vemos sometidos a este mal que puede acabar con nuestras vidas. Basta de poner en riesgo a nuestros pequeños. Basta ya de tanta demagogia barata a la hora de afirmar que los cables pueden afectar a trabajadores del nuevo puente mientras se da la espalda a unos vecinos que continúan padeciendo el olvido y la incompetencia de aquellos dirigentes a los que votaron con la confianza de solucionar el problema y aún persisten en dar la callada por respuesta.

Por eso necesitamos alzar la voz. Necesitamos la voz que diga que queremos salud. Que tenemos derecho a la salubridad y a que nuestros pequeños crezcan en paz sin el temor de la aparición de alguna enfermedad por el hecho de vivir donde nos gusta. Por eso necesitamos hacer entender a las autoridades locales, provinciales, regionales, nacionales y empresa eléctrica que nuestro problema es algo serio. Que el segundo Puente no es lo único por construir sino una posibilidad que nos brinda el destino para intentar erradicar lo que perjudica nuestra salud.

Así, todos juntos y en el camino correcto, podremos hacer cosas grandes, podremos conseguir que las líneas se soterren o que se desvíen sin necesidad de que causen este enorme desasosiego.

Máxime cuando lo que exigimos es justo y no es para nada nuevo, nuestra petición, mas alla de ser pura utopía ya se ha hecho realidad en otras zonas de nuestra región, como se recoge en la edición del 2 de febrero del Correo de Andalucía, vemos, sin ir mas lejos como los vecinos de Sevilla Este, que se encontraban en una situación idéntica y tan lamentable como la nuestra, van a ver como sus torres de alta tensión desaparecerán de su horizonte en el 2011. Aquí sí que las administraciones han estado por la labor de dar luz verde al soterramiento, han puesto todos los medios necesarios y esta se va a materializar sin solución de continuidad, lo que de paso sea dicho nos alegra y mucho.

Por todo esto, a los vecinos de esta barriada, con la sensación de que se nos está tomando el pelo, se nos hace muy difícil entender la pasividad de nuestros políticos y administraciones, los cuales permanecen como si nada fuera con ellos ante este trato desigual con otras zonas de nuestra comunidad. No podemos comprender como si en otras partes de nuestra región se están poniendo remedio y se están dando las herramientas necesarias para poner fin a problemas similares, nuestra barriada una vez más es cuna del olvido de aquellos que por legitimidad deberían alzar su voz para defenderla. No nos vale que nos digan que no es el momento, o que no hay medios o presupuesto, ya que hemos comprobado en innumerables ocasiones que cuando existe un interés real, las cosas se hacen y los proyectos se materializan, máxime cuando hablamos de la salud de nueve mil personas.

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