Jueves Santo Horarios, itinerarios y recorridos del Jueves Santo y Madrugada en la Semana Santa de Cádiz 2024

crónica personal

Pilar Cernuda

Una buena y otra mala

LA buena, buenísima noticia, espléndida, es la recuperación del Códice Calixtino en perfectas condiciones. Un diez para los policías que han trabajado infatigablemente durante estos meses convencidos de que el códice no estaba muy lejos de Santiago y que al responsable o responsables del robo había que buscarlo entre las personas que trabajan en la catedral. No se equivocaban y una de las obras de arte más importantes del patrimonio español ha vuelto a casa. La mala noticia, muy mala noticia, es la imputación del ex equipo directivo de Bankia por parte del juez Andreu de la Audiencia Nacional, que acusa entre otros a Rodrigo Rato, Ángel Acebes y José Luis Olivas.

Es mala noticia porque a pesar de que es positivo que la Justicia no tenga en cuenta la relevancia social o política de quienes pueden estar implicados en actos delictivos, para los españoles es decepcionante que personas de prestigio y gran talla política se vean incursos en presuntos delitos de estafa, falsedad y apropiación indebida. Entre esas personas de prestigio se encuentran nada menos que el ex vicepresidente económico del Gobierno de Aznar, del que salió con la cabeza muy alta después de haber superado con éxito una crisis económica ya olvidada, y de haber conseguido lo que parecía tarea imposible, cumplir con los requisitos para formar parte del euro desde el primer momento; y también se encuentra entre los imputados el ex ministro de Interior que sentó las bases para que la lucha policial contra ETA se convirtiera en el elemento clave.

Es pronto para saber cómo acabará la comparecencia ante los tribunales de los 33 ex directivos de Bankia. En los días transcurridos desde la dimisión de Rato, ha habido coincidencia entre los distintos analistas: cometió un error importante al fusionarse con una Bancaja en la que no cuadraban las cuentas ni de lejos, cometió un error aún más importante al salir a bolsa, y el tercer error que le ha costado el puesto fue que se resistió a la fusión con Caixabank. Es fácil hacer balances a balón pasado, pero la coincidencia indica que probablemente Rodrigo Rato no peleó suficientemente contra las presiones del Gobierno anterior y del Banco de España para la fusión con varias cajas y para la salida a bolsa.

Y cabe más: indignarse por la desidia de los gobiernos, de todos, ante la situación de las cajas de ahorro que, con excepciones, se convirtieron en oscuro objeto de deseo de políticos, sindicalistas y empresarios, sin que nadie tomara las medidas oportunas para que fueran gestionadas profesionalmente. Fallaron todos, Gobierno, oposición y fuerzas sociales, y desde luego un Banco de España al que no interesó atender las sugerencias de los inspectores que llevaban años alertando de su mala gestión, más sueldos, indemnizaciones y planes de pensiones de escándalo.

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