La ciudad y los días

Carlos Colón

ccolon@grupojoly.com

Las 'botellonas' de la muerte

Deberían mostrarse las más duras imágenes del Covid-19 para que conozcan las consecuencias de sus actos

Lo de Granada y otras ciudades es una apoteosis de la estupidez y una celebración del egoísmo. En el ángulo inferior derecho de El triunfo de la muerte de Bruegel el Viejo se ve a una pareja de amantes que ignoran la devastación que les rodea. Él toca el laúd apoyado en su amada que le muestra la partitura. Felices los dos, como si en su entorno sus congéneres no estuvieran sosteniendo una lucha que fatalmente han de perder con una legión de esqueletos envueltos en sudarios, ignoran que su dúo es en realidad un trío porque a su espalda un esqueleto con aire malignamente zumbón se ha unido a su concierto tocando otro instrumento. Lo que sucede estos días con las fiestas que se multiplican por toda España tiene un agravante: la actitud de la pareja del cuadro no contribuye al triunfo de la muerte, mientras que quienes no pueden prescindir de la fiesta se convierten en sus colaboradores.

En otras representaciones del triunfo o la danza de la muerte aparecen parejas entregadas a lo suyo, con bastante menos finura que la del cuadro de Bruegel, o borrachos a los que la propia muerte da de beber. Las fiestas imbéciles y culpables de estos días son una versión cutre del carpe diem latino o del Carmina Burana medieval -"dejemos los estudios,/ es dulce disparatar,/ aprovechemos las dulzuras/ de la tierna juventud"- en un contexto en el que estas "dulzuras" tienen funestas consecuencias sobre los demás y en una versión de telebasura de niñatos. Opongo a estos mierdas a Nadal en París dando más importancia al sufrimiento que le rodea que a su triunfo en uno de los momentos más felices de su vida.

Vivimos tiempos duros fingiendo en muchos casos que no lo son, mal tutelados por unas autoridades que además de enfangarse en peleas intestinas y gestionar mal esta situación se han empeñado en no mostrar las consecuencias más duras del Covid-19 hasta regateando el número de fallecidos (32.929 según el Gobierno, 58.850 según el exceso de mortalidad que refleja el Instituto Nacional de Estadística). La agresiva publicidad que se emplea para meter miedo en los casos del tabaco o los accidentes de tráfico no les parece útil para concienciar sobre los efectos del virus. Si las razones no sirven, las multas no bastan y la policía está desbordada, no estaría de más recurrir al miedo para que estos gilipollas no puedan aducir ignorancia de las consecuencias de sus actos.

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