Cantaba Paco Ibáñez, versionando a Georges Brassens: "La música militar nunca me supo levantar". Evidentemente, hay miles de géneros musicales más agradables. Y cuando empiezan a sonar los acordes de una marcha es conveniente bajar mucho el volumen. Mis gustos van en la línea de Brassens, qué le vamos a hacer, y me repelen todos los que invocan guerras, dignidades nacionales y patrioterismos baratos que corren el peligro de desatar fantasmas horribles que terminan asustando y metiendo miedo a los pobres paganos de siempre. Tanto como esos me dan grima los que saltan con ese resorte airado a pedir venganza por las palabras que orates de otro país lanzan con superioridad indeseable. En fin, que bajemos la pasión y convirtamos, no solo en sordos sino en sabios, a nuestros oídos ante esas palabras. Y también ante las que se lanzan desde aquí mismo. Ya hemos tenido bastantes guerras.
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