Enfoque

Javier Miranda

La belleza musical frente al melodrama escolar

LA película Los chicos del coro fue un fenómeno social en su momento. Muchos europeos se engancharon con esta tierna historia que mezclaba con habilidad varios temas: el profesor renovador frente al sistema autoritario, al estilo de El club de los poetas muertos. El docente que redime vía artística a un grupo de alumnos que no tienen -y nadie tiene interés en crear- expectativas vitales. La presencia de una música que lejos de los standares nos devolvía la belleza de la voz humana desnuda. El internado que recordaba a la obra maestra de Louis Malle Adios, muchachos.Y un tono de melodrama que hizo funcionar el film ante un público mayoritario.

Es de estas historias que devuelven algo de esperanza al ser humano. Demostró que el cine francés sigue siendo el más hábil de Europa, pésele a quien se pésele. Nuestros vecinos son capaces de tener a la vez una producción de películas cultas y cuidar los géneros populares. Parte del éxito vino del trabajo de sudirector y guionista, Christophe Barratier, músico profesional que supo imbuir a su ópera prima el amor por su oficio originario. Gerard Jugnot fue otro pilar de este fenómeno, productor y actor que se implicó muy a fondo en el papel del redentorista profesor.

Y es que la principal baza de Los chicos del coro era su música, más allá de una historia en la que su habilidad no enmascaraba cierto tópico narrativo, como que el niño más guapo del grupo y el que menos pinta tenía de golfillo fuese el que triunfase posteriormente en la música. Pero los coros, cuando se producían, tapaban todo lo demás y daban al film su magnética belleza. Tal es así que el grupo, con las lógicas variaciones con la edad, lleva desde 2004, fecha de Los niños del coro, actuando con gran éxito. Este es el espectáculo que llega al Falla dentro de las actividades de Alcances.

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