Desde hace unos días vengo dándole vueltas: ¿un español de bien se nace o se hace? No tuerzan el gesto, por favor, que la reflexión sobre esta noble etiqueta no es asunto baladí. Erróneamente, yo mantenía la creencia de que un español de bien se hace. Ya saben, un español de bien paga sus impuestos en su país, no defrauda a las arcas publicas, no falsea su currículum, sirve a su comunidad sin tener en cuenta raza, sexo, religión o procedencia de sus integrantes , porque un español de bien desea engrandecer su patria con altura democrática. Tan equivocada estaba... Un español de bien nace bendecido desde la cuna, como que tiene unas capacidades especiales que lo distinguen de los españoles de mal. Fíjense cómo es la cosa que no sólo un español de bien puede empuñar un arma contra otro español sino que incluso puede hacer apología del régimen dictatorial que asoló su tierra por décadas y seguir siendo de bien. Qué misterio...

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