Crónica personal

Pilar Cernuda

Más ayuda

 MÁS ayuda para los bancos. ¿Para cuándo la ayuda a los ciudadanos, ahogados por las hipotecas o porque no acaban de llegar los prometidos créditos ICO y angustiados por las amenazas de desahucio? 

El Gobierno promete créditos ICO ya de ya, parece que la dación por pago puede solucionar problemas acuciantes aunque todavía no está regulada, pero conseguir un crédito hipotecario es imposible a no ser que se trate de una de las miles de viviendas propiedad de bancos y cajas, lo que está arruinando a los propietarios de viviendas en venta, y no digamos a las inmobiliarias. Cuando unos u otros consiguen finalmente un comprador, se encuentran con que el banco sólo les concede el crédito si cambian de idea y compran una de las que la propia entidad tiene en el mercado. Entidad que además incentiva al trabajador que consigue "colocar" uno de sus bienes inmuebles, lo significa que se convierte en absolutamente reacio a conceder préstamos para comprar fuera de la casa.

Ante ese panorama, el BCE concede más ayuda a los bancos. A devolver en tres años, a muy bajo interés y, dice el BCE, para comprar deuda soberana y para facilitar créditos a empresas y ciudadanos. Con la compra de deuda soberana hacen los bancos buen negocio, por la diferencia de intereses de la compra de la deuda y de la devolución del crédito; en cuanto a la concesión de crédito a empresas y ciudadanos, hoy por hoy está por ver que efectivamente se abra la mano. 

Los directivos de bancos no ocultan su malestar por la mala prensa de sus entidades. Sin embargo, no mueven un dedo por evitar esa mala imagen, que se acrecienta a medida que se agrava la crisis. No hay día en el que no aparezca alguna noticia relacionada con los sueldos de los directivos, y en el que esa noticia no coincida con alguna sobre cierre o quiebra de empresas que podían haberse salvado con la ayuda de un crédito, pero se les cerraron todas las puertas. 

El Gobierno ha puesto límite a los sueldos de los directivos de empresas públicas, y también a los bancos que reciban algún tipo de ayuda, pero queda en la boca el gusto amargo de saber que a través de dietas o incentivos no quedarán malparados los que asuman esas responsabilidades. Sí se han bajado sensiblemente los salarios de cargos institucionales, muy por debajo de los salarios de empresas privadas y muy por debajo también de los salarios que reciben en los países europeos quienes ocupan el mismo cargo o similares; pero en esta España de cinturón apretado, ajustes que dejan sin respiración y necesidad de ahorrar docenas de miles de millones de euros más de los previstos, una banca ayudada y superprotegida mantiene a sus directivos espléndidamente pagados y a sus clientes espléndidamente mal tratados.

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