El ascenso del Cádiz a Primera

No pueden animar, ni acudir a los partidos. Sería mejor que el mensaje se lo dedique al entrenador y a los jugadores

Al Cádiz le faltan cinco partidos y todavía está en puesto de ascenso a Primera División. El presidente del club, Manuel Vizcaíno, hizo pública una carta a la afición, apelando a los sentimientos. Está bien, pero los aficionados poco pueden hacer. No pueden animar en el estadio, ni acudir a los partidos. Por eso, sería mejor que el mensaje se lo dedique al entrenador, Álvaro Cervera, y a los jugadores, que son quienes realmente van a ganar o a perder el ascenso. En otros tiempos (por ejemplo en 1981, con Milosevic en el banquillo), al Cádiz le quedaban seis partidos para el ascenso, y ganó cinco y ascendió en Elche. Eso es lo que hacen los equipos que ponen sobre el campo lo que hay que poner: entrega, acierto, y ansias de ganar.

Por el contrario, si salen a verlas venir, a no perder, a dar pelotazos por si alguien encuentra un balón, a conformarse con el empate como mal menor, es normal que regalen las ventajas y que al final sea más difícil. Al Cádiz sólo le queda jugar contra Oviedo, Fuenlabrada y Albacete en Carranza; y contra Extremadura y Girona fuera. Ganando cuatro de esos cinco partidos es casi seguro que asciende. Para jugar en Primera hay que derrotar a rivales como esos.

La última vez que ascendieron a Primera fue con Víctor Espárrago en el banquillo y con Antonio Muñoz en la presidencia. El 18 de junio de 2005, en Jerez, con aquel 0-2 en Chapín, que empezó con el gol de Oli y terminó con el penalti marcado (esa vez sí) por Abraham Paz. Han pasado 15 años, y aún se recuerda como una gesta histórica, aunque tuvo su intrahistoria, como todo en el fútbol. Téngase en cuenta que ya han aprendido a encauzar partidos incluso con las imágenes del VAR por delante. Y véase lo que está pasando en esta mini Liga, en Primera y en Segunda. Sin rubor y sin reparos.

Para Cádiz sería muy importante el ascenso a Primera. Siempre entendiendo a Cádiz no sólo como la ciudad, sino como la provincia. Sólo así podría ser un club fuerte. Eso lo cuentan desde los tiempos del Mirandilla, pero nunca se ha conseguido un Cádiz que sea como el Villarreal, pongamos por caso, que también viste de amarillo.

En Cádiz hay pocos motivos de alegrías, excepto los días de cobrar el paro o el ingreso mínimo vital. Ya apenas trabajan menos de la mitad de los camareros. El fútbol no es el opio del pueblo (quedan reticencias a veces), pero se echaba en falta durante el encierro del confinamiento. Cuando disputan partidos, aunque sean a puerta cerrada y televisados, se despotrica menos contra el Gobierno. Hay que ascender, sí o sí.

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