El Estado de Alarma Nacional es una nueva experiencia que va a poner en a prueba los valores individuales de todo ser humano. Que tengamos que quedarnos en nuestros hogares, recluidos, al menos durante quince días es una experiencia, para muchos, jamás explorada, ni inimaginable. El primer sentimiento que sobreviene a la mayoría de las personas es el miedo, el segundo el pánico, el tercero debe ser la serenidad. Se tiene miedo a lo desconocido, miedo a saber qué va a pasar con nuestras vidas al verse rota, dramáticamente, nuestra confortable vida. Antes deseábamos estar en casa sin ir al trabajo y ahora que estamos obligados a no trabajar estamos inquietos por no poder hacerlo. Aprenderemos a vivir con todo nuestro sistema establecido vuelto del revés. Será, imagino, la sensación de que cuando no eres tú mismo quien decide por tu vida cala en ti la sensación de privación de libertad. Pánico que puede brotar de manera incontrolada a morir porque no tengamos facilidad de acceder a las más primarias necesidades: alimentos, productos de higiene, algunos caprichos y costumbres. Se ha decretado la alarma Nacional de manera acertada llegados al punto en el que estábamos, habiendo mirado solo el caso de China, y el de Italia, que por cercanía empezamos a creer que también nos podía pasar a nosotros ¿Qué se hace durante quince días dentro de tu casa sin poder compartir con otros familiares, amigos, sin relacionarte con los compañeros? Ahora es cuando veremos si la televisión nos podrá acompañar esta cuarentena ya que las televisiones también están manejadas por seres humanos que deben cumplir las mismas órdenes que el resto. El esfuerzo de los medios de comunicación va a ser más que ímprobo, una heroicidad de creatividad, entrega física, mental y con el profundo sentimiento de ser un servicio público a través del cual se ha de informar a toda una sociedad de las realidades que se vayan produciendo. Las redes sociales van a tener, ahora más que nunca, un importante protagonismo ya que serán el relato de millones de realidades a nivel mundial con las que estaremos conectadas. En este punto aquellos que transmitan cualquier información deberán asumir la responsabilidad de ser lo más respetuosos y rigurosos con la información que transmitan. Es aquí donde viene el tercer sentimiento: la serenidad. Es de ley constitucional asumir la más que acertada aplicación del articulo Constitucional de permanecer en nuestras casas para de detener a un enemigo incontrolable que ha sido capaz de reventar todo nuestro sistema económico y social de proporciones globales. Un hecho histórico, por insólito, que demostrará los valores individuales de nuestra colectividad.

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