juan Vergillos

Una apuesta por la continuidad

EL flamenco tiene menos de 200 años. Nació como parte de esa eclosión creativa de las primeras décadas del siglo XIX llamada Romanticismo. En tanto que romántico, el flamenco es un fenómeno de vanguardia estética. Una vanguardia que, como todo romanticismo, venera el pasado legendario, más o menos real, más o menos inventado. En ese equilibrio entre el progreso y la tradición, entre la libertad y el canon, se han desarrollado los apenas dos siglos de vida de lo jondo. En ese difícil equilibrio se mueve también la programación de la XIX Bienal de flamenco.

El vínculo de lo jondo con la vanguardia se rompió, como tantas cosas, el 18 de julio de 1936, fecha de la muerte de Antonia Mercé La Argentina. Desde entonces, durante décadas, el flamenco quedó confinado en la oscuridad del cuartito, la caverna. Lo jondo ha salido de la caverna pero el vínculo con la vanguardia no acaba de restaurarse. Un buen ejemplo de ello es la programación de la XIX Bienal de Flamenco de Sevilla donde el peso de los espectáculos que podemos considerar tradicionales es abrumador. Se trate, o no, de tradiciones inventadas. Así que, si no le gustan las guitarras eléctricas, está usted de suerte: este año no las habrá.

El Teatro Central queda como el espacio propicio para el baile más experimental de esta Bienal, el de Rocío Molina, Úrsula López, Estévez y Paños o Andrés Marín, artistas bien consolidados por otra parte. Los clásicos, que en su día fueron vanguardia naturalmente, quedan para espacios mayores como el Maestranza, donde veremos a Milagros Menjíbar, Merche Esmeralda, Eva Yerbabuena, Isabel Bayón o María Pagés, y el Lope de Vega con Javier Barón, Pastora Galván o Antonio Canales. Incluso podremos disfrutar del baile singular del Carrete de Málaga en el Hotel Triana.

En el cante gozaremos con la vuelta de José Mercé a la Bienal, con un programa estrictamente formado por estilos clásicos, además de Esperanza Fernández, Marina Heredia, José Valencia, Antonio Reyes o David Palomar. Esto en lo que se refiere a los escenarios más resultones. De la programación más íntima destacamos otro celebrado regreso, el de la familia Sordera. El cante más experimental, que lo hay, queda ausente por completo de esta Bienal.

En lo que se refiere al toque, vuelven clásicos como Tomatito, Miguel Ángel Cortés o Riqueni, que estuvieron en la última edición de este festival, Gerardo Núñez, Juan Carlos Romero, Pepe Habichuela o Vicente Amigo, que llevaba años sin venir. Por lo que respecta a los jóvenes veremos las propuestas de Dani de Móron o, ya en espacios de aforo limitado, Rycardo Moreno, Manuel Valencia o Jesús Guerrero. El flamenco instrumental no guitarrístico estará representado por Jorge Pardo, Dorantes y Antonio Moreno y Diego Villegas, estos dos últimos en el nuevo marco de la Iglesia de San Luis de los Franceses. El centenario de Juanito Valderrama se celebrará en un ciclo de conferencias en las actividades paralelas.

En resumen se trata de un programa continuista, con 66 espectáculos, en el que cabe casi de todo. Con esperados regresos y, sobre todo, la apuesta por el valor seguro.

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios