El anillo del tráfico en Cádiz

La movilidad, en el anillo periférico gaditano, siempre ha estado mal, aunque ahora se ha quedado peor

El Cádiz interior o del arciprestazgo de Intramuros (la ciudad histórica, en general) no está preparado para el tráfico de vehículos. Tampoco para los carriles bicis, que forman parte del tráfico. Y no puede funcionar como una gran bolsa de aparcamientos, en todo su perímetro, porque su espacio es muy limitado. La culpa de eso no la tiene Kichi, ni la tuvo Teófila, ni antes Carlos Díaz, ni siquiera Emilio Beltrami, Jerónimo Almagro, José León de Carranza y todos los anteriores. La culpa la tiene Cádiz, que es como es. En ese tramo funciona como una isla. En realidad, es una fortificación amurallada, que debería pertenecer al Patrimonio de la Humanidad. La movilidad, en el anillo periférico, siempre ha estado mal, aunque ahora se ha quedado peor; es decir, insoportable.

Los taxistas se han quejado. No voy a insistir en la mala resolución que se le ha dado al carril bici en la Alameda, el Parque y una parte del Campo del Sur. Pero es una parte sustancial del problema. La periferia marítima gaditana funciona para la ciudad histórica como una ronda de circunvalación. Una función que no puede asumir, porque necesitaría para ello cuatro carriles para el tráfico (dos en cada dirección) y es imposible. Se añade que tampoco existen conexiones transversales por la ciudad, que por sus características ya es casi peatonal. Aunque eso no excluye los riesgos de atropellos.

Entre los proyectos del tebeo sugeridos para Cádiz, estaba que el tranvía, después de llegar a la plaza de España desde Chiclana, siguiera por la Alameda y el Campo del Sur. Parece una gran parida, pero en el siglo XX, poco después de que el arquitecto Juan Talavera rediseñara la Alameda, por allí hubo tranvías, de los antiguos que iban al Balneario, a San Severiano, y a San Fernando y La Carraca. En los tranvías hemos ido como el cangrejo de la bandera: para atrás.

En Cádiz se habla de la movilidad y del transporte público más que nunca, pero está peor que siempre. Con carros vivíamos mejor. Los taxistas tienen razón. La circulación de la Alameda se ha desviado por calles interiores, como Buenos Aires; y la semipeatonalidad de Veedor es inviable porque es la salida natural de San Antonio, uno de los principales aparcamientos subterráneos de Cádiz. Kichi y Martín Vila no construirían ese parking, sería imposible, pero ahí quedó, para frenar la ruina de Emasa.

En este contexto, la peatonalización de la plaza de España no arreglará nada. El anillo periférico del Cádiz interior necesita que lo adapten a la realidad, antes de que conviertan la ciudad histórica en un gueto aislado.

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