Qué grata alegría me llevé estos días cuando vi lo bien que ha quedado el carril bici de la Carretera Industrial. Esta zona representaba para buena parte de los usuarios de Renfe, de la estación de buses o de la populosísima barriada de Astilleros un consuelo a la hora de verse con la lógica necesidad de tener que aparcar nuestros coches o, incluso, nuestras motos. Pero bien, lo miro desde el punto de vista del ciclista y me siento feliz por ellos. Gana el medio ambiente y gana ese 0,0000... de gaditanos que optan por las dos ruedas para moverse por la ciudad y dirigirse sobre ellas a sus puestos de trabajo. Será mejor no preguntarle al resto de la ciudadanía que ha tenido, en muchos casos, que renunciar a moverse en coche por esta moda de querer y no poder de beneficiar al ciclista, en muchos casos en perjuicio incluso del viandante que, cada vez más, ver mermarse los espacios de acera para pasear. Pero bueno, todo sea por ellos.

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