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La alegría servida en copa

Faustino Rodríguez fue capaz de hacer un milagro con las alcachofas e inventó sin saberlo el menú degustación

Pocas personas pueden añadir al resumen de su vida haber sido inventores y Faustino Rodríguez, el de Bar Juanito, inventó. No inventó la rueda, ni tampoco una vacuna, pero creó un plato típico de Jerez, sus alcachofas, y fue un precursor en eso que ahora le han puesto nombre fino que es comer "largo y estrecho" y que aquí, que somos de menos pamplinas para ponerle nombre a las cosas, le llamamos comer de tapas.

Muchas veces no nos damos cuenta de la grandeza de una persona porque simplemente la tenemos aquí al lado y no tenemos perspectiva para apreciarla. Faustino Rodriguez fue un grande en la cocina andaluza. Sus alcachofas, un plato que arrastran ya más de 70 años de vida, se han convertido en un emblema gastronómico de Jerez. Las creó de la nada, de una receta de la mujer que limpiaba el bar de su padre, Carmen, que fue la que hizo las primeras tapas del establecimiento. No llevan casi nada: ajo, pimienta y un poquito de cebolla, pero este hostelero que siempre estaba dispuesto a donar una sonrisa para la foto, logró convertirlas en un milagro.

Pero Faustino, cuando todavía ni se hablaba de los menús degustación, fue también de los pioneros en dar de comer a base de pequeños bocados. Cuando los restaurantes eran todos de mesa y mantel, Faustino servía en las mesas de su restaurante de la Pescadería Vieja tapas a todo aquel que las pedía . Y les proponía, con su sonrisa irresistible y casi carnavalesca, que las acompañaran con un vinito de Jerez. Sin darse cuenta, el hombre que fue capaz de hacer un milagro con alcachofas se había inventado, aún sin saberlo, lo del menú degustación.

Le ha dado mucho a Jerez, una tierra a la que quería mucho. Le encantaba colgar en las paredes de su establecimiento sus recuerdos, sus fotos con famosos, las mejores fotos que le hacían. No sólo regalaba sonrisas y se volcó con muchas causas jerezanas.

Confesaba que sentía admiración por su padre, Juan Rodríguez, el que fundó el tabanco del que nació el bar Juanito. En una entrevista señaló que el mejor piropo que recibió en su vida fue cuando un amigo le dijo que "tu padre se sentiría orgulloso de ti". Pero yo creo que orgulloso de él está todo Jerez y, si me apuran, toda la provincia de Cádiz.

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