Otra agencia

02 de septiembre 2025 - 03:04

En este país, cuando algo no funciona se crea una agencia estatal. No solo Pedro Sánchez, también los gobiernos anteriores han recurrido a la creación de un organismo estatal para hacer creer que se toman en serio los asuntos que provocan noticias alarmantes. Pero la forma en que ha presentado hoy Sánchez su propuesta para luchar contra el cambio climático es de una frivolidad aplastante. No por el contenido sino porque el acento se ha puesto en la creación de una agencia estatal.

Otra agencia estatal. La mayoría no han tenido un uso que haga pensar que eran indispensables, sino que incluso en algunos casos se las han considerado como agencias de colocación de personas afines al gobierno de turno. Se suprimieron muchas de ellas en tiempos de Rajoy, y hacía falta. Existía un número exagerado de entidades sin razón de ser, incluso adscritas a locales en los que apenas aparecían funcionarios que justificaran su sueldo. Pero disponían de despachos, coches, teléfonos, personal auxiliar y gastos de oficina a cargo del Estado… y asumían responsabilidades que ya estaban asignadas a otros organismos.

Es un asunto que ha dado para mucho debate, los españoles saben perfectamente quién se gana el sueldo y quién da poco palo al agua porque apenas cuenta con competencias que justifiquen un salario público.

El Gobierno de Sánchez, tras este verano dramático por las consecuencias de docenas de incendios pavorosos, presenta como gran propuesta la creación de otra agencia estatal. Esto no va de cambio climático, sino de la desidia con la que se han enfrentado los gobiernos, incluido el central, a las catástrofes naturales. La dana no habría sido tan grave si tanto el gobierno regional como el central y los dirigentes de las cuencas hidrográficas hubieran estado atentos a los pronósticos meteorológicos. Los incendios no son consecuencias del cambio climático, sino de normas y leyes absolutamente equivocadas que impiden la limpieza de montes y bosques y cruje a multas a quienes se saltan las instrucciones que emanan de gobiernos.

Sánchez, en su comparecencia, pronunció frases tan obvias como que los incendios del verano se apagan en el invierno, que él explicó de forma más cursi: el momento de reparar el tejado es cuando brilla el sol, no cuando cae la lluvia. Pidió que los gobiernos no discutan sobre las competencias. Y prometió más ayudas. Palabras que caen en saco roto, que pregunten en Valencia, o en La Palma, si se puede creer en la palabra del presidente de Gobierno cuando menciona las ayudas económicas. La lucha contra las catástrofes naturales no va de crear nuevas entidades, sino de contar con personas con experiencia… y dinero para los afectados. Dinero contante y sonante, no promesas que se lleva el viento.

stats