Quince años hace de aquella ley andaluza que modificó la hora de cierre de bares y discotecas, una norma que levantó suspicacias en el sector y que, según se dijo entonces, iba a suponer el acabose para muchos negocios. El tiempo terminó dando y quitando razones. Después vino un nuevo acabose: el de aquella discutida ley antitabaco que prohibía fumar en los recintos cerrados, como bares y restaurantes, y que poco menos que iba suponer la ruina de la hostelería: ¿quién va a ir a un bar si no puede fumar? El tiempo, otra vez, colocó las cosas en su sitio. Y ahora, el tercer acabose del siglo, el que provocará, para algunos sin ningún género de dudas, el reglamento de terrazas que se está negociando en Cádiz. En los dos casos anteriores se impuso el sentido común y el tiempo demostró que fueron medidas correctas que trajeron un indudable beneficio colectivo. El mismo que se persigue ahora.

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios