La ciudad y los días

carlos / colón

...Y se acabó la diversión

SEGÚN un informe del departamento de Economía y Empresa de la Universidad Rey Juan Carlos, de los 144 municipios españoles con más de 50.000 habitantes sólo 23 se han tomado en serio la Ley de Transparencia. La buena noticia es que, con un 4,38 sobre un total de 5 puntos, el Ayuntamiento de Sevilla es el más transparente de España. La mala es que el 47% suspende. Se trata de casi la mitad de los ayuntamientos de las mayores ciudades españolas. Así se comprenden muchas cosas. En los asuntos públicos pasa como en las relaciones íntimas según nuestro pesimista y un puntito machista refranero: el hombre es fuego; la mujer, estopa; llega el Diablo y sopla.

En política y en toda gestión de las cosas públicas el fuego es la voracidad, la ambición y la carencia de escrúpulos; la estopa son los fondos públicos; y el Diablo que sopla haciendo prender el fuego de la corrupción es la opacidad, el encubrimiento partidista y la burla de los mecanismos de control. Sin transparencia y con opacidad encubridora es fácil que el fuego saquee y consuma la estopa; robándole dos veces a los ciudadanos porque primero se apropia de lo que les pertenece o lo malversa y despilfarra en operaciones unas veces fraudulentas y otras insensatas; y después los ciudadanos robados han de reponer lo sustraído porque los dineros malgastados o robados rara vez, por no decir nunca, son repuestos.

Así, con un 47% de ayuntamientos que se pasan por las narices la Ley de Transparencia, es fácil comprender por qué se ha robado tanto durante tantos años: se creían impunes e invisibles; las tramas se habían extendido hasta tal punto que los mangantes y despilfarradores se sentían a salvo: si caigo yo es que están cayendo todos; y si caen todos es que todo se está yendo al cuerno, por lo que caerán pocos o ninguno para evitar que caiga "el sistema" con ellos. Nadie lo ha expresado mejor y más crudamente que Jordi Pujol en su comparecencia ante el Parlamento de Cataluña: "Si vas segando una parte de una rama, al final cae toda la rama y los nidos que hay en ella, y después todas las demás ramas hasta caer el árbol entero". Por eso a ningún partido, durante tantos años, le interesó cortar la rama, limitándose a jugar al "y tú más" cuando algún escándalo le estallaba en las narices. Pero en eso llegó Podemos, y se acabó la diversión. El problema es que "podemos" acabar pagando todos en inestabilidad las arcas rotas por los corruptos.

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios