ME da por pensar que hubiera sido el abuelo más aterrado del asilo. Si hubiera vivido un poco más, claro, o si el siglo XXI hubiera llegado un poco antes. Lo suficientemente ido como para no poder armar su brillante discurso pero lo suficientemente lúcido como para reconocerlo. El abuelo vería una población con todos los libros que pudiera desear a su alcance, pero escasa voluntad para alcanzarlos. A una sociedad desnortada por los estímulos y desplomada por las estructuras. A mujeres de la edad que tenía su abuela con el mismo aspecto que su sobrina. A una doctora con espantados ojos de replicante anunciado -¿ordenando?- : "Viviremos más". Y, de bonus track, el Ministerio de la Verdad y la neolengua de Orwell en pleno apogeo. "Dicen que si pudiéramos renunciar a diez minutos de vida para cargar el iPhone lo haríamos, abuelo", susurraría algún enfermero maligno. Y Huxley infartaría.