Soy una ilusa. He vivido convencida de que los principales motivos por los que alguien se metía en el mundo de la música pop-rock era: 1. Molar. 2. Beneficiarse a todo el que se pudiera. Dos preceptos sobre los que no tengo nada en contra, sobre todo, del segundo. Pensaba, también, que si uno se acercaba al Keith Richards o a la Debbie Harry de la época, y les hacía ojitos, ya podía suponer lo que le esperaba. No sé si la oleada de acusaciones contra Izal son ciertas o no. No sé, si quiera, si podrían constar como "acusaciones": más que "abuso" (¿?), parece haber una intensa disposición a. Sí sé que yo puedo dedicarme a ser una groupie acelerada y coleccionar, en la mayor de las felicidades, a solistas, guitarristas y bajistas sin que nadie me llame zorra. Aunque he de confesar que, cuando alguien lo ha hecho, un calor de satisfacción interna ha crecido en mi interior como un sol: en ese instante, ha perdido la batalla.

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