Jorge Bezares

Zapatero, por fin, rompe platos

EL Congreso de los Diputados esperaba ayer un recorte importante para combatir el déficit público, pero el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, sorprendió a casi todos, incluido al líder de la oposición, Mariano Rajoy, con un paquete de medidas que, por su dureza -supondrán un ahorro de 15.000 millones de euros y una reducción del déficit de un 1,5% durante este año y el próximo-, superaron las previsiones más pesimistas.

Tras una semana pasada marcada por nuevas turbulencias financieras a raíz de las dudas creadas aún por el rescate europeo de Grecia y con los especuladores intentando hacer su agosto, la reunión de los jefes de Estado y del Gobierno del Eurogrupo -con el refuerzo de la llamada telefónica del presidente de EEUU, Barack Obama- convenció al presidente del Ejecutivo español para que aceptara las sugerencias de combatir de forma más decidida el déficit público en 2010 y 2011.

En la reunión de ministros de Economía del Ecofín, con los 750.000 millones de euros aprobados para salir en defensa de la Unión Monetaria y de las economías de la Eurozona, la vicepresidenta segunda, Elena Salgado, confirmó la voluntad española de hacer los nuevos deberes. Tres días después éstos se concretaron en la nueva vuelta de tuerca que Rodríguez Zapatero anunció ayer en la Cámara Baja con el objetivo de ganarse el respeto de los socios de viejo continente y el de los mercados y de alejar a España del efecto contagio griego.

Los principales perjudicados de este paquete de medias serán, principalmente, los empleados públicos de todas las administraciones, que sufrirán un recorte salarial del 5% en 2010 y la congelación en 2011; los pensionistas (excluyendo a los beneficiarios de pensiones no contributivas y mínimas), que no verán revalorizadas sus asignaciones en 2011, y las futuras madres, que se quedarán sin el cheque-bebé de 2.500 euros a partir del 1 de enero de 2011. Y pueden ir poniendo las barbas a remojar "los que tienen más ingresos" porque Rodríguez Zapatero les tiene preparada una sorpresa en el próximo Consejo de Ministros.

Ante un Rodríguez Zapatero que, por fin, rompió platos en el arte de gobernar y que se dejó el buenismo en La Moncloa, las reacciones de los grupos parlamentarios fueron, por lo general, críticas. El líder de la oposición personalizó en el propio presidente del Gobierno todos los males que acechan a la economía española, y se lanzó a pescar en los caladeros de los nuevos descontentos con un paquete de recortes alternativos que, entre otros, incluía la supresión de la Vicepresidencia tercera y los ministerios de Igualdad y Vivienda, y la reagrupación de los ministerios de Educación y Cultura y Trabajo y Sanidad, así como la reducción de las subvenciones a organizaciones empresariales, sindicales y políticas. Después de tal acto de populismo, ciertamente inconsciente en lo que afecta a la financiación de los partidos, el gallego ofreció diálogo a Rodríguez Zapatero.

Aunque no estuvieron precisamente suaves, más predispuestos al acuerdo parecieron los portavoces de CiU y PNV, Josep Antoni Duran Lleida y José Erkoreka, respectivamente. Toda vez que IU-ICV, ERC y BNG rechazaron frontalmente las medidas, estas dos formaciones nacionalistas, junto a Coalición Canaria, serán posiblemente los socios principales de los socialistas en el proceso de ratificación en las Cortes del Real Decreto-Ley que contiene los recortes y que aprobará este viernes el Consejo de Ministros.

Pero la mayor oposición a este recorte no la recibirá el presidente del Gobierno ni del PP ni de las formaciones de izquierdas sino de CCOO y UGT, que, con unas federaciones de empleados públicos con mucho peso en sus respectivas organizaciones, lo consideran un ataque frontal al Estado del bienestar y a la cohesión social y plantean ya movilizaciones caminito de una huelga general.

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