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Crónica personal

Pilar / cernuda /

Wert diseña su futuro

JOSÉ Ignacio Wert ha anunciado que cuando se apruebe su reforma educativa abandona la política activa, deja el Gobierno.

Está muy bien, no quiere pertenecer al grupo, demasiado amplio, peligrosamente extenso, de los españoles que no saben qué hacer si no pueden continuar en política, y el problema es que a este grupo pertenecen muchos que son capaces de cualquier cosa con tal de que mantenerse en política porque sin ella no ven más salida que la nada, que el abismo. No tienen oficio ni beneficio.

Independientemente de que haya acertado con su reforma, que evidentemente tiene aspectos no sólo positivos sino indispensables para que los españoles salgamos bien preparados tras nuestro paso por colegios, institutos, universidades o centros de formación profesional, e independientemente también de que haya acertado con sus formas, sus declaraciones y sus empecinamientos, al menos hay que reconocer a José Ignacio Wert el mérito de haber abandonado un trabajo cómodo para aceptar un cargo de ministro. Sabiendo, como sabía, que algunos ministerios no compensan ni de lejos el hecho de formar parte del grupo de hombres y mujeres más influyentes de un país.

Es seguro que ganaba más en su actividad privada como sociólogo y profesor, y es absolutamente seguro también que su vida era mucho más tranquila que antes de entrar en el Gobierno. Nadie le puso una pistola en el pecho para que aceptara, es cierto, pero hay que reconocerle al menos el mérito de aceptar un trabajo que sabía ingrato, duro y que le provocaría grandes críticas y situaciones incómodas. Y si lo hizo, si aceptó la oferta de Rajoy, fue por afán de servicio, y porque creía que podía aportar sus conocimientos del mundo docente para tratar de que a través de una nueva ley los españoles pudieran optar a un mejor futuro que el que tienen ahora con tantas carencias de formación.

Wert ha decidido, precisamente, diseñar su propio futuro. Interrumpió su trayectoria por amistad con Rajoy y lealtad a un proyecto en el que tenía confianza, pero no quiere perpetuarse en un mundo político que conoce muy bien desde sus tiempos del PDP y en el que se mueve con facilidad, pero que no es su mundo. Siempre ha estado de paso, y dice ahora en público lo que antes decía en privado: lo suyo es la sociología y la educación. Le estallarán los oídos por los gritos e insultos que le dedican, pero nadie negará su esfuerzo por mejorar la calidad de la enseñanza.

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